Como era de esperar, la nueva serie de TVE “La República”no ha gustado a los demócratas de derechas, que están vertiendo cubos de inmundicias sobre la nueva producción de TVE en sus órganos y organillos mediáticos. La serie está siendo seguida ya por más de cuatro millones de personas.
A la derecha (ahora en el PP) no le gusta la verdad de los otros, la complejidad del suceder histórico. Para la derecha sólo hay una verdad: la que ha estado fraguando durante más de 40 años: su “verdad”. Lo que hacía la izquierda era asesinar, lo que hacía la derecha con la bendición de la Iglesia era “ajusticiar”. Para la derecha nunca hubo caciques, ni terratenientes, ni señoritos ni militares conspirando con los ricos para derribar a la República manu militari. Para la derecha no existió jamás un general traidor, que, con su golpe de estado, que otros prepararon para él (curiosamente todos sus cómplices fueron muriendo), fue él primer responsable de aquella carnicería que desgarró a España y la apartó de los países civilizados. El golpista fue un caudillo “que condujo a España con mano firme a la cumbre de su ‘grandeza’.
Para la derecha no había jornaleros ni siervos que vivían en la miseria a las órdenes, no siempre justas, de los ricos. No hubo diferencias entre el hijo de un jornalero y el señorito que le miraba como a un leproso; la atención médico-hospitalaria estaba asegurada para todos. Caridad católica en vez de justicia social. Pero también hubo “señoritos” con conciencia social que ingresaron en el PSOE en vez de en la Falange, la “izquierda” de la derecha.
La derecha es la derecha. Nunca pedirá perdón por sus desmanes. Tampoco nadie lo espera. Lo único que podría exigírsele es no falsificar o borrar la Historia. Olvidar, sí que sería deseable a estas alturas. Pero para olvidar hace falta que la derecha cambie el chip, que rechace los 40 años de franquismo en España.
A la derecha (ahora en el PP) no le gusta la verdad de los otros, la complejidad del suceder histórico. Para la derecha sólo hay una verdad: la que ha estado fraguando durante más de 40 años: su “verdad”. Lo que hacía la izquierda era asesinar, lo que hacía la derecha con la bendición de la Iglesia era “ajusticiar”. Para la derecha nunca hubo caciques, ni terratenientes, ni señoritos ni militares conspirando con los ricos para derribar a la República manu militari. Para la derecha no existió jamás un general traidor, que, con su golpe de estado, que otros prepararon para él (curiosamente todos sus cómplices fueron muriendo), fue él primer responsable de aquella carnicería que desgarró a España y la apartó de los países civilizados. El golpista fue un caudillo “que condujo a España con mano firme a la cumbre de su ‘grandeza’.
Para la derecha no había jornaleros ni siervos que vivían en la miseria a las órdenes, no siempre justas, de los ricos. No hubo diferencias entre el hijo de un jornalero y el señorito que le miraba como a un leproso; la atención médico-hospitalaria estaba asegurada para todos. Caridad católica en vez de justicia social. Pero también hubo “señoritos” con conciencia social que ingresaron en el PSOE en vez de en la Falange, la “izquierda” de la derecha.
La derecha es la derecha. Nunca pedirá perdón por sus desmanes. Tampoco nadie lo espera. Lo único que podría exigírsele es no falsificar o borrar la Historia. Olvidar, sí que sería deseable a estas alturas. Pero para olvidar hace falta que la derecha cambie el chip, que rechace los 40 años de franquismo en España.
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