
De todas formas, se sabe que Al Qaeda ya está pescando en río revuelto en Egipto. El Ejército argelino –repito- es hasta ahora una recia garantía contra el fundamentalismo islámico. La monarquía alauí de Mohamed VI también es un dique de contención contra los radicales islámicos de Al Qaeda, aunque en los últimos tiempos se están produciendo en Marruecos sangrientos atentados.
No es muy tranquilizadora la idea de que algún día España pueda tener en la puerta de su casa a vecinos tan indeseables. Las grandes y medianas potencias tendrían ya que estar preparadas para una eventual revolución islámica teocrática (Irán) y asomarse más a lo que ocurre en el mundo musulmán. El asunto también afecta a Rusia. No sólo el petróleo está en juego.
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