“Ser una Celestina“. = Ser una alcahueta. Celestina es el personaje que da nombre a la obra atribuida a Fernando de Rojas (1470 / 73 – 1541), dramaturgo del Siglo de Oro de origen judío. Su familia y él mismo tuvieron problemas con la Inquisición porque sus padres (judíos conversos) seguían practicando en privado los ritos judíos y de Rojas tuvo más de una vez que echar mano de sus influencias para evitar males mayores. Aunque la obra pertenece al género de la tragicomedia, se trata más bien de una triste historia de amor entre los dos jóvenes protagonistas, Calisto y Melibea. El argumento en sí es simple: Calisto se enamora de Melibea, pero ella en un principio le rechaza. Entonces Calisto, aconsejado por su criado, recurre a La Celestina, una hechicera que ejerce sus oficios en la ciudad. La Celestina accede a ayudar a Calisto a cambio de cien monedas de oro. Después del conjuro, Melibea cae rendidamente enamorada en los brazos de Calisto. Entretanto, La Celestina, que había prometido una gratificación a sus criados Parmenio y Sempronio por su ayuda, se niega a pagarles su parte y éstos la asesinan y huyen. Pero, poco después, son aprehendidos y ejecutados en el cadalso. Calisto y Melibea, ajenos a todo, viven noches de amor y pasión en la cámara de Melibea y se juran amor eterno. Sin embargo, el destino va a jugarles una mala pasada: Calisto tiene que saltar una tapia para visitar furtivamente a su amada, con tan mala fortuna que tropieza, cae y se desnuca. Al ver lo ocurrido, Melibea decide suicidarse saltando desde el muro para reunirse con su amado en el Mas Allá.
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