El Rey ya está cansado de la persecución de los medios de comunicación, cada vez que se conoce algo que se conoce de su estado de salud. Así el 8 de mayo de 2010 se dispararon las alarmas en los informadores cuando se supo que el Rey iba a ser operado de un nódulo en el lóbulo superior del pulmón. La prensa, radio y televisión sitiaron el Hospital Clínico de Barcelona y toda la sociedad española estuvo pendiente de las noticias. El nódulo era benigno y la operación fue un éxito.
Hace un par de días, estando en el parque de la Zarzuela un grupo de periodistas le preguntó cómo se encontraba. Con un inusitado disgusto, el Rey contestó: “Bien, muy bien” y añadió: “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa”. Inmediatamente después, Don Juan Carlos recobró su buen talante y se acercó a los periodistas, con los que estuvo charlando. Según anunció la Casa Real, el Rey será operado de la rodilla derecha, en la que siente molestias. Se trata de una operación muy delicada desde el punto de vista de los cirujanos, que le operarán dentro de un año. La dolencia en la rodilla es el resultado del mucho deporte que practica o practicaba el monarca, en especial el esquí.
Es comprensible que Don Juan Carlos (74) se irrite porque sus achaques se conviertan en un asunto de Estado. Pero es que lo son. Nada importa más a la ciudadanía que el estado de salud del hombre que hizo posible la democracia en España y que los españoles puedan convivir en paz, aunque el país parezca dividido en dos mitades irreconciliables: la derecha (PP) y la izquierda (PSOE). La nostalgia del franquismo y la ilusión por la democracia y la libertad.
Pero no hay nada que tenga que ser improvisado. Don Felipe, Príncipe de Asturias, tiene una perfecta preparación, conoce muy bien a sus conciudadanos, los españoles y sabe a la perfección cuáles serán sus deberes, sus tareas en una España tan difícil de gobernar. Con su esposa, Doña Letizia, los príncipes encarnan a la perfección la modernidad y el futuro y no saben nada de cavernas. La sociedad española no tiene nada que temer, y más teniendo a un Rey más sano que una pera y que los dioses lo conserven.
Hace un par de días, estando en el parque de la Zarzuela un grupo de periodistas le preguntó cómo se encontraba. Con un inusitado disgusto, el Rey contestó: “Bien, muy bien” y añadió: “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa”. Inmediatamente después, Don Juan Carlos recobró su buen talante y se acercó a los periodistas, con los que estuvo charlando. Según anunció la Casa Real, el Rey será operado de la rodilla derecha, en la que siente molestias. Se trata de una operación muy delicada desde el punto de vista de los cirujanos, que le operarán dentro de un año. La dolencia en la rodilla es el resultado del mucho deporte que practica o practicaba el monarca, en especial el esquí.
Es comprensible que Don Juan Carlos (74) se irrite porque sus achaques se conviertan en un asunto de Estado. Pero es que lo son. Nada importa más a la ciudadanía que el estado de salud del hombre que hizo posible la democracia en España y que los españoles puedan convivir en paz, aunque el país parezca dividido en dos mitades irreconciliables: la derecha (PP) y la izquierda (PSOE). La nostalgia del franquismo y la ilusión por la democracia y la libertad.
Pero no hay nada que tenga que ser improvisado. Don Felipe, Príncipe de Asturias, tiene una perfecta preparación, conoce muy bien a sus conciudadanos, los españoles y sabe a la perfección cuáles serán sus deberes, sus tareas en una España tan difícil de gobernar. Con su esposa, Doña Letizia, los príncipes encarnan a la perfección la modernidad y el futuro y no saben nada de cavernas. La sociedad española no tiene nada que temer, y más teniendo a un Rey más sano que una pera y que los dioses lo conserven.
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