Más de 200 mujeres han sido violadas en Libia por los soldados del criminal de guerra Gadafi, que hacía distribuir viagra entre los soldados para que fuesen más potentes en las violaciones. (Ahora se explican los observadores por qué el dictador libio hacía pedidos tan grandes de viagra. Para Gadafi, la droga contra la impotencia se ha convertido en otra arma tan eficaz o más que los misiles). De estas barbaridades ya existe un precedente: durante la guerra de los Balcanes más de 50.000 mujeres fueron asesinadas, tras ser violadas, en los campos de concentración serbios.
La crueldad de Gadafi con las mujeres, que es una más en una larga lista de crímenes de lesa humanidad, ha sido conocida en todo el mundo gracias al valor de una mujer violada, que acudió en marzo al centro de prensa internacional para relatar su dolorosa experiencia. Entretanto, han sido ya más de doscientas las mujeres que han denunciado haber sido violadas por las tropas de Gadafi. La tardanza en denunciar los abyectos métodos de Gadafi se debe a que para una musulmana la violación es el mayor oprobio que puede sufrir una mujer.
La ONU, esa organización que constantemente se pone a sí misma la zancadilla, ha tomado cartas en el asunto, encargando la investigación al fiscal argentino Luís Moreno Ocampo, de la Corte Penal Internacional.
La ONU es sustancialmente responsable de que Gadafi pueda seguir detentando tanto poder. La Organización de las Naciones Unidas no acaba de definir cuál es el objetivo en Libia. Eso de cerrar el espacio aéreo de Libia para proteger a la población civil es absurdo según se desarrollan los acontecimientos. La OTAN está bombardeando el territorio de Gadafi. Como no sea por casualidad, los ataques aéreos serán infructuosos, además de sufrirlos la población civil. Gadafi es como una rata que tiene mil escondrijos. Utiliza a la población civil como escudo humano. La ONU no acaba de declarar como guerra lo que está sucediendo en Libia. Está claro que la “operación Gadafi” no puede llevarse a cabo a punta de revolver y que es preciso involucrarse más, enviando tropas de tierra al país, que apoyen a los rebeldes. Pero EE UU e Inglaterra escurren el bulto. Temen hacer otra pifia como en Afganistán. Entretanto, el criminal coronel sigue sembrando el terror en el territorio que aún domina.
La crueldad de Gadafi con las mujeres, que es una más en una larga lista de crímenes de lesa humanidad, ha sido conocida en todo el mundo gracias al valor de una mujer violada, que acudió en marzo al centro de prensa internacional para relatar su dolorosa experiencia. Entretanto, han sido ya más de doscientas las mujeres que han denunciado haber sido violadas por las tropas de Gadafi. La tardanza en denunciar los abyectos métodos de Gadafi se debe a que para una musulmana la violación es el mayor oprobio que puede sufrir una mujer.
La ONU, esa organización que constantemente se pone a sí misma la zancadilla, ha tomado cartas en el asunto, encargando la investigación al fiscal argentino Luís Moreno Ocampo, de la Corte Penal Internacional.
La ONU es sustancialmente responsable de que Gadafi pueda seguir detentando tanto poder. La Organización de las Naciones Unidas no acaba de definir cuál es el objetivo en Libia. Eso de cerrar el espacio aéreo de Libia para proteger a la población civil es absurdo según se desarrollan los acontecimientos. La OTAN está bombardeando el territorio de Gadafi. Como no sea por casualidad, los ataques aéreos serán infructuosos, además de sufrirlos la población civil. Gadafi es como una rata que tiene mil escondrijos. Utiliza a la población civil como escudo humano. La ONU no acaba de declarar como guerra lo que está sucediendo en Libia. Está claro que la “operación Gadafi” no puede llevarse a cabo a punta de revolver y que es preciso involucrarse más, enviando tropas de tierra al país, que apoyen a los rebeldes. Pero EE UU e Inglaterra escurren el bulto. Temen hacer otra pifia como en Afganistán. Entretanto, el criminal coronel sigue sembrando el terror en el territorio que aún domina.
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