Después de la catástrofe nuclear de Kukushima, los ojos de todos los gobiernos están dirigidos hacia Japón, pero a lo más que ha llegado hasta ahora el Consejo de Seguridad Nuclear es a disponer que se revisen todas las centrales nucleares. La canciller federal alemana, Angela Merkel, que hace unos días firmaba una ley por la que se prolonga la vida de los reactores hasta ocho o nueve años, se ha llevado tal susto que ha ordenado que se desconecten 7 centrales. Las palizas que no habrá propinado la policía a los ecologistas que exigen que se ponga fin a la energía atómica.
Hay caminos hacia fuentes renovables de energía. En este aspecto, España es un país privilegiado (por otra parte es la mayor reserva de uranio del mundo), porqjue tiene carbón, viento y sol. Tendrían que modernizarse las minas de carbón, ampliarse los parques eólicos y los solares.
Estados Unidos, con más de cien reactores nucleares es el país con mayor potencial atómico. Por eso, Washington está tan preocupado por lo que está sucediendo en Kukushima. La energía de EE UU, como la de los demás países occidentales, depende, sin embargo, del petróleo, que está en manos árabes, muy imprevisibles y que pueden chantajearnos. Véase el caso libio de Kadafi. Pero habrá que estudiar seriamente la producción de energía de fuentes menos mortíferas que las nucleares. No creo que el mundo aprenda de Kukushima. Los titulares de las centrales nucleares son muy poderosos.
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