Desde hace bastantes días lucha una parte de la población libia contra el tirano Gadafi. Amparados en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, intervienen desde el aire miembros de la OTAN en apoyo de los sublevados. Con la experiencia negativa de Irak y de Afganistán, hasta ahora ningún país de la OTAN quiere enviar tropas de tierra para luchar contra el coronel libio, Gadafi. Tampoco existe una idea muy precisa de quién coordina las operaciones aéreas en Libia. ¿Y cuál es el papel de EE UU?
El pasado domingo, el presidente Obama en un largo discurso clarificó la situación. EE UU apoya las acciones de la OTAN y se sumará a ellas, pero no enviará tropas terrestres. La popularidad de Obama está cayendo mucho en EE UU, en los círculos que podemos llamar de izquierda (como Hollywood), por lo que se considera un giro cada vez más acusado del demócrata Obama hacia la derecha. Pero hay también que comprender que Obama no tiene la mayoría, que la ostentan los republicanos. Es lógico que Obama se asegure las espaldas. Libia es su primer reto.
Obama habló del tirano Gadafi, que masacra a la población, habló de la aspiración de los libaneses a la libertad y la democracia, que tienen toda la solidaridad del pueblo norteamericano, habló de la entrada de USA en el teatro de operaciones, que se desarrollan desde el aire. Dijo que USA asesoraría a los mandos de la OTAN y al final de su discurso llegó a mencionar las tropas de tierra llegado el caso no deseado. Definitivo fue el final del discurso, cuando Obama lo terminó con una referencia a los intereses de EE UU. Me temo que los países democráticos no ayudan a Libia sólo por su libertad y democracia, que hay intereses muy fuertes: el petróleo y la venta de armas (“que las carga el diablo”). Desde que ha corrido por el norte de África, como un reguero de pólvora, el ansia de libertad, se están produciendo en algunos países rebeliones contra el poder establecido desde décadas. Ahí está el Yemen, con masivas manifestaciones contra su sátrapa, duras agresiones por parte de las fuerzas de seguridad y lesiones (y muertes) a manos de éstas. La ONU mira hacia otro lado y la OTAN está ahora muy ocupada con el dictador Gadafi, el del petróleo. Si ganan los rebeldes, el petróleo libio volverá a fluir en favorables condiciones.
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