El dictador libio Gadafi va recuperando poco a poco el territorio que le habían arrebatado los rebeldes. El Consejo Mundial de Seguridad (ONU) y la Unión Europea miran impasibles cómo son vencidos los enemigos del dictador. Para no dar la impresión de no hacer nada, la ONU y la UE hablaron de una exclusión del espacio aéreo a cargo de la OTAN. Pero todo es de boquilla hasta el momento.
Occidente necesita el petróleo libio. Con Gadafi el negocio funcionaba a las mil maravillas. ¿Tendrá razón el déspota cuando afirma que la rebelión contra él es obra de Al Qaeda? En tal caso se comprendería la abstención de la ONU y de la UE. ¿Y si los rebeldes son demócratas que quieren el final de la dictadura en Libia? Es una posibilidad, pero no está dicho que con un dirigente demócrata funcionase tan bien el negocio del petróleo. Por eso lo mejor es dejar flotando en el aire la ayuda a la rebelión con promesas. Menudo morro tienen los dirigentes occidentales. Cuando Gadafi recupere todo su poder, ya veremos qué hace con los rebeldes. En tal caso, ONU y UE enviarán duros mensajes de condena, sabiendo cuál es a fin de cuentas su destino: el excusado.
Parece ser, que en el último momento el Consejo Mundial de Seguridad ha recobrado la decencia. Según una noticia alemana que acaba de llegar cuando ya había terminado de escribir este comentario, el gremio internacional ha decidido una exclusión del espacio aéreo sobre Libia. O bien la ONU ve la causa perdida o se lo ha pensado mejor en el último momento. Es de esperar que no sea demasiado tarde.
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