“Mandar a alguien al país de Polichinela”. = Es un dicho italiano (para ser más exactos, napolitano) que significa “mandar al alguien a la porra o a freír espárragos” (y mucho más si se trata de personas poco educadas). ¿Quién era Polichinela? Este personaje burlesco de la Comedia dell’Arte italiana se crea en la Italia de los siglos XVI y XVII, precisamente en Nápoles, para divertir al pueblo y ridiculizar a los poderosos, sobre todo a la aristocracia. Su nombre allí era y es Pulcinello, o, en napolitano, Pulecenella (al parecer, su nombre se deriva de su creador, un tal Paolo Cinelli, famoso comediante napolitano de la época). Polichinela va siempre vestido de blanco con un sombrero puntiagudo. Su aspecto físico es poco atractivo, pues estamos hablando de un jorobado, con una larga nariz ganchuda, barbilla prominente y nariz roja (debida a su debilidad por el vino). Es un glotón, malhumorado y astuto, que se dedica a repartir garrotazos a diestro y siniestro, especialmente si alguien osa poner en tela de juicio alguna de sus opiniones. El argumento de las historias que se representan suele ser más bien simple. Lo más importante es que los diálogos, siempre algo subidos de tono y muchas veces groseros, consigan provocar la risa del auditorio. Esta singular figura se extiende por toda Europa, donde cambia de nombre para adaptarse al modo de sentir y a las costumbres del pueblo llano, que es, a fin de cuentas, el público al que van dirigidas las piezas teatrales donde Polichinela interpreta un papel principal. En Francia, por ejemplo, es Monsieur Guignol quien hace las delicias de los espectadores con sus historietas y dichos chuscos adaptados a la idiosincrasia de los habitantes de nuestro vecino país. Y así, Mr. Guiñol termina finalmente por desbancar en popularidad al protagonista originario de Italia. En España Polichinela casi siempre ha sido un títere, una marioneta del “guiñol” (que toma su nombre de Mr. Guignol), un teatrillo para niños donde las tramas obscenas no tienen cabida.
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