Más que obscena, a mí la pornografía me parece ridícula. ¿Hay algo más idiota que ver a un “cachas” exhibiendo el trasero y la “verga” como trofeos, mientras que debajo de él una mujer desnuda se toca los pechos – el cachas tiene cogidas las nalgas de la joven-, cierra los ojos como en éxtasis, gime, grita, suspira al tiempo que pasa su lengua por los labios como sedienta de algo que no siente. Pienso en las babosas mentes de los que gozan con la pornografía, olvidando en su cachondez que todo es un espectáculo, que es falso, que “no es como parece”. Los aficionados al porno podrían también contentarse con una cebolla y una zanahoria. Es un decir.
Otra cosa es la pornografía infantil, un delito gravísimo perseguido por la Ley con todos sus recursos. ¡Qué canallesco ensuciar la inocencia de los menores!
Jajaja, anda ya, no te crees ni tú lo que has escrito. Y ahora vas y lo publicas.
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