La inestabilidad del Gobierno de Berlusconi añade dudas sobre un país que arrastra una deuda del 120% del PIB.
El presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, enunció ayer, probablemente sin querer, un buen epitafio para su país: «Si somos serios no nos debemos preocupar». Lo dijo para dar tranquilidad, pero puede tratarse de un reto sobrehumano, pues depende en gran medida del Gobierno de Silvio Berlusconi, que en este momento es un circo. La especulación se ha cebado con Italia desde hace dos semanas y por toda respuesta el Ejecutivo no ha hecho más que minar su credibilidad. De ese modo se ha abierto la veda hacia una economía que, pese a sus males y su célebre tremenda deuda del 120% del PIB, siempre había sido respetada por los ataques. Pero eso se acabó la semana pasada, dentro de los efectos contagiosos de la crisis griega. Fue un 'crescendo' que culminó el viernes, con daños en especial para los grandes bancos y ayer la Bolsa de Milán abría conteniendo la respiración y cerró con una caída de un 3,9% y Unicredit, referencia del hundimiento, llegó a desplomarse hasta un 9%. Pero el golpe más duro fue la prima de riesgo, que batió su récord del viernes. Entonces llegó a los 248 puntos y fue algo traumático. Qué decir de ayer, cuando voló hasta una cota inimaginable, los 301 puntos. Italia coquetea con el pánico.
¿Por qué ocurre esto ahora? El Ejecutivo de Berlusconi lleva más de un año de inestabilidad, que si cae que si no cae, sin tomar decisiones importantes con una economía paralizada y lo que debía ser una señal de seguridad para los mercados, un gran plan de ajuste para igualar el balance en 2014, se ha revelado un medio farol, pues está lleno de incógnitas. Además el ministro de Economía, Giulio Tremonti, defensor del rigor en las cuentas y que de puertas afuera es visto como el único que mantiene el timón de la economía, atraviesa un momento pésimo. Tremonti no dimite porque no puede, se vendría abajo la barraca.
Fuente: LA VERDAD
Íñigo Domínguez (Corresponsal)
¿Por qué ocurre esto ahora? El Ejecutivo de Berlusconi lleva más de un año de inestabilidad, que si cae que si no cae, sin tomar decisiones importantes con una economía paralizada y lo que debía ser una señal de seguridad para los mercados, un gran plan de ajuste para igualar el balance en 2014, se ha revelado un medio farol, pues está lleno de incógnitas. Además el ministro de Economía, Giulio Tremonti, defensor del rigor en las cuentas y que de puertas afuera es visto como el único que mantiene el timón de la economía, atraviesa un momento pésimo. Tremonti no dimite porque no puede, se vendría abajo la barraca.
Fuente: LA VERDAD
Íñigo Domínguez (Corresponsal)
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