Yo creía hasta hace poco que la policía municipal ejercía su trabajo a pie, en coche e, incluso en algunos lugares costeros, en “quad” (a mi parecer, un derroche). Pero hete aquí que me había equivocado. Lo último de lo último en medio de locomoción para los señores agentes es el Segway y por si ustedes no tienen ni idea de a qué vehículo me estoy refiriendo, se lo voy intentar explicar lo mejor que pueda.
El Segway es un aparato de transporte de dos ruedas, impulsado eléctricamente y que mantiene su propio equilibrio. Su nombre procede de la palabra inglesa "segue", que significa "transición suave de un estado a otro." El artilugio funciona utilizando los movimientos del cuerpo humano. Eso quiere decir que cuando el usuario (o “conductor”) se inclina hacia delante, el Segway se mueve hacía delante y si éste se inclina hacia atrás, pues el Segway se frena lentamente y luego se mueve hacia atrás. Los giros se hacen inclinando el manillar hacia la izquierda o hacia la derecha, según la dirección que se desee tomar. Tiene tres velocidades, la primera alcanza hasta 9,6 Km/h y está pensada para principiantes. Con la segunda se puede uno mover por las aceras a un máximo de 12,8 y zonas peatonales y la tercera permite desplazarse por espacios abiertos a una velocidad de hasta 20 Km/h.- También puede sortear obstáculos como bordillos y escaleras. Lo interesante del “vehículo” en cuestión es que la batería de litio tiene una autonomía de 48 Km y es recargable en cualquier enchufe. Además, como si fuese una bicicleta, no necesita ningún tipo de permiso de conducir ni tampoco seguro obligatorio (aunque es aconsejable contratar un seguro de responsabilidad civil, por aquello de “lo que pueda pasar”).
Al igual que hace algunos años se puso de moda utilizar las patinetas ligeras de acero inoxidable para moverse por la ciudad (yo he visto a jóvenes brokers desplazarse con su bombín y su paraguas sobre una patineta de marca por la City de Londres), estoy segura que también en las grandes ciudades españolas pronto veremos a más de un niño “pijo” deslizarse por las aceras o el carril bici montado sobre un Segway. Sin embargo, el obstáculo para alcanzar la popularidad –y más con la que está cayendo– es, sin duda alguna, su elevado precio (unos 6.000 Euros). Por eso me extrañó tanto y me pareció un auténtico despilfarro de dinero público que la policía municipal en El Campello, que suele patrullar habitualmente en pareja, se sirviese de él para hacer sus rondas por el Paseo Marítimo (aunque según he podido comprobar en Internet, no son pocos los ayuntamientos que han optado por comprar flotas de Segways para sus fuerzas de policía municipal). Mientras tanto la policía local de Albacete, mucho más modesta, aparte del coche, usa desde hace poco la bicicleta como medio de transporte para rondar por la ciudad. Un detalle muy simpático ya que, en tiempos de crisis, es precisamente la municipalidad, al borde de la quiebra en muchos lugares, la que tiene que ser la primera en apretarse el cinturón y aprender a predicar con el ejemplo en lo que austeridad se refiere.
Margarita Rey
El Segway es un aparato de transporte de dos ruedas, impulsado eléctricamente y que mantiene su propio equilibrio. Su nombre procede de la palabra inglesa "segue", que significa "transición suave de un estado a otro." El artilugio funciona utilizando los movimientos del cuerpo humano. Eso quiere decir que cuando el usuario (o “conductor”) se inclina hacia delante, el Segway se mueve hacía delante y si éste se inclina hacia atrás, pues el Segway se frena lentamente y luego se mueve hacia atrás. Los giros se hacen inclinando el manillar hacia la izquierda o hacia la derecha, según la dirección que se desee tomar. Tiene tres velocidades, la primera alcanza hasta 9,6 Km/h y está pensada para principiantes. Con la segunda se puede uno mover por las aceras a un máximo de 12,8 y zonas peatonales y la tercera permite desplazarse por espacios abiertos a una velocidad de hasta 20 Km/h.- También puede sortear obstáculos como bordillos y escaleras. Lo interesante del “vehículo” en cuestión es que la batería de litio tiene una autonomía de 48 Km y es recargable en cualquier enchufe. Además, como si fuese una bicicleta, no necesita ningún tipo de permiso de conducir ni tampoco seguro obligatorio (aunque es aconsejable contratar un seguro de responsabilidad civil, por aquello de “lo que pueda pasar”).
Al igual que hace algunos años se puso de moda utilizar las patinetas ligeras de acero inoxidable para moverse por la ciudad (yo he visto a jóvenes brokers desplazarse con su bombín y su paraguas sobre una patineta de marca por la City de Londres), estoy segura que también en las grandes ciudades españolas pronto veremos a más de un niño “pijo” deslizarse por las aceras o el carril bici montado sobre un Segway. Sin embargo, el obstáculo para alcanzar la popularidad –y más con la que está cayendo– es, sin duda alguna, su elevado precio (unos 6.000 Euros). Por eso me extrañó tanto y me pareció un auténtico despilfarro de dinero público que la policía municipal en El Campello, que suele patrullar habitualmente en pareja, se sirviese de él para hacer sus rondas por el Paseo Marítimo (aunque según he podido comprobar en Internet, no son pocos los ayuntamientos que han optado por comprar flotas de Segways para sus fuerzas de policía municipal). Mientras tanto la policía local de Albacete, mucho más modesta, aparte del coche, usa desde hace poco la bicicleta como medio de transporte para rondar por la ciudad. Un detalle muy simpático ya que, en tiempos de crisis, es precisamente la municipalidad, al borde de la quiebra en muchos lugares, la que tiene que ser la primera en apretarse el cinturón y aprender a predicar con el ejemplo en lo que austeridad se refiere.
Margarita Rey
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