Leo en un periódico que una asociación pedirá al pleno municipal de Albacete una calle para la República. La República es un hecho histórico, que no debe soslayarse, y menos cuando todavía en las calles de muchas poblaciones españolas siguen existiendo símbolos franquistas. La Dictadura también ha sido un hecho histórico, pero significó la destrucción de un sistema democrático, legalmente elegido, por la fuerza de las armas, las más letales: las que Hitler y Musolini pusieron a disposición del traidor general.
Más adelante, se informa de que la mencionada asociación quiere recoger de 1.000 y 1.500 firmas para que se implante la III República. Es patético. Por muy republicano que se sea, yo también lo soy, como creo que una mayoría en el país, hay que reconocer las realidades. Soñar no conduce a ningún sitio y menos en la política.
La única salida que tenía España del régimen dictatorial del “Caudillo”, es la que el rey Juan Carlos y sus asesores (en España y fuera de España) eligieron: la transición pacífica a la democracia. Para ello fueron necesarias muchas renuncias por parte de los franquistas (que se cobijaron primero en Alianza Popular de Fraga, que desembocó tras sus fracasos en el Partido Popular) y por parte de la oposición democrática, en gran parte en el exilio, y también por parte del Monarca. Juan Carlos es el eje de la convivencia, a veces verbalmente no tan pacífica, entre la derecha, descendientes de los antiguos vencedores en la guerra civil y los vencidos. Entretanto, el PP consta de varios estratos: los demoliberales, los conservadores y la derechona en los sótanos del partido.
Amigos alemanes me preguntan a veces por qué está permitida la exhibición pública de signos nazis y fascistas, así como el uso de la “bandera preconstitucional” (franquista). En Alemania está estrictamente prohibido. Les contesto que en la Carta Magna española se establece la libertad y exhibición de opinión, siempre que no se llame a la violencia. Esta máxima también permite que en manifestaciones o actos públicos se exhiba la bandera de la República y se interprete el Himno de Riego.
Ataques al Rey por lo que pueda ingresar y cómo ha formado su fortuna me parecen mezquinos, dado el gran papel que el Monarca está haciendo por una España democrática y (pese a la crisis) progresista. Hay muchos peros, que podrían formularse: entre ellos la estrecha vinculación del Rey con la Iglesia, pero esto es, así lo ha remachado siempre el Rey para oídos que quieran oír, una cuestión íntima, profundamente personal, que no atañe para nada a su función como rey de todos los españoles.
A mí también me gustaría la III República en España, siempre que se hallara un presidente como Juan Carlos I. Con los políticos corruptos que corren por ahí, uno de ellos, nombrado presidente de la República, amasaría ilegalmente una fortuna muy superior a la del Rey.
El presidente federal de Alemania y el Rey de España tienen como principal cometido representar a sus respectivos países en el interior y en el exterior. Nadie en Alemania discute el presupuesto del presidente ni tampoco su residencia. Hay mucho de envidia y poco de seriedad política en estas elucubraciones.
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