La máxima utopía del socialismo es la igualdad. El tercer presidente de EE UU, Thomas Jefferson (13 de abril 1743 - 4 de julio de 1826) defendió esa igualdad en la “Declaración de la Independencia de Estados Unidos”, condenando la dominación, como la esclavitud, la servidumbre y cualquier clase de colonialismo. En el texto se proclaman dos principios básicos, sobre los que descansarían después los dos grandes valores de la democracia: l.- La libertad y 2.- La igualdad.
El pensador francés, Vizconde de Tocqueville (24.06.1805 - 16.4.1859), viajó a los Estados Unidos para estudiar qué era la democracia. El sistema le convenció, pero no del todo. Como aristócrata le molestaba eso de la igualdad de todos y en sus comentarios opinó que la igualdad era imposible: siempre habría pobres y ricos, tontos y listos, bajos y altos…Tocqueville no captó la esencia y el calado de la igualdad. Para el socialismo todos los hombres y mujeres son iguales, no sólo ante la Ley, sino en todos los órdenes de la vida. Sí es cierto que existen diferencias naturales entre los humanos, estas diferencias son inevitables. Peor es la desigualdad de orden social y cultural, que podría casi ser eliminada con una política adecuada, a la que combate con todo su poder el neocapitalismo, al que sólo importa el lucro. Hay “tontos” (“tontas”) que no son “inteligentes” porque nadie les ha dado la oportunidad de aprender, de formarse, de estudiar. Otra clase de tontos no tienen nada que ver con lo social, son un caso patológico para el especialista. Pero aquí surge una nueva desigualdad: la familia del tonto patológico carece de medios para acudir a un buen especialista. ¡Cuántos padres de hijos e hijas con patología mental han conseguido una esencial mejoría de sus hijos (hijas) por disponer del dinero para acudir a una de las mejores clínicas También, en los “tontos culturales” nos llevamos sorpresas cuando, gracias a la en sí escasa subvención estatal, resultan unas lumbreras. En lo social, el Estado de Bienestar, sobre todo si el gobierno es de izquierdas, palia en la medida que lo permiten los presupuestos estas graves carencias. Pero los gobiernos de izquierda tienen un margen muy estrecho de acción, por el peso del neoliberalismo. Algunos incluso derivan hacia la derecha por la fuerte oposición ultraconservadora..
Cuando hablamos de igualdad nos referimos a la igualdad social y política. Sólo en un contexto abarcable se puede trabajar por que la igualdad, que proclamaba Jefferson, deje de ser una utopía y se convierta en una realidad palpable.
El pensador francés, Vizconde de Tocqueville (24.06.1805 - 16.4.1859), viajó a los Estados Unidos para estudiar qué era la democracia. El sistema le convenció, pero no del todo. Como aristócrata le molestaba eso de la igualdad de todos y en sus comentarios opinó que la igualdad era imposible: siempre habría pobres y ricos, tontos y listos, bajos y altos…Tocqueville no captó la esencia y el calado de la igualdad. Para el socialismo todos los hombres y mujeres son iguales, no sólo ante la Ley, sino en todos los órdenes de la vida. Sí es cierto que existen diferencias naturales entre los humanos, estas diferencias son inevitables. Peor es la desigualdad de orden social y cultural, que podría casi ser eliminada con una política adecuada, a la que combate con todo su poder el neocapitalismo, al que sólo importa el lucro. Hay “tontos” (“tontas”) que no son “inteligentes” porque nadie les ha dado la oportunidad de aprender, de formarse, de estudiar. Otra clase de tontos no tienen nada que ver con lo social, son un caso patológico para el especialista. Pero aquí surge una nueva desigualdad: la familia del tonto patológico carece de medios para acudir a un buen especialista. ¡Cuántos padres de hijos e hijas con patología mental han conseguido una esencial mejoría de sus hijos (hijas) por disponer del dinero para acudir a una de las mejores clínicas También, en los “tontos culturales” nos llevamos sorpresas cuando, gracias a la en sí escasa subvención estatal, resultan unas lumbreras. En lo social, el Estado de Bienestar, sobre todo si el gobierno es de izquierdas, palia en la medida que lo permiten los presupuestos estas graves carencias. Pero los gobiernos de izquierda tienen un margen muy estrecho de acción, por el peso del neoliberalismo. Algunos incluso derivan hacia la derecha por la fuerte oposición ultraconservadora..
Cuando hablamos de igualdad nos referimos a la igualdad social y política. Sólo en un contexto abarcable se puede trabajar por que la igualdad, que proclamaba Jefferson, deje de ser una utopía y se convierta en una realidad palpable.
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