Tema de hoy: Un antes y un después

Tras la gran catástrofe nuclear de Fukushima, Japón, tendrá que haber un antes y un después, a no ser que los dirigentes mundiales estén locos de remate. El primer país en reaccionar en la dirección correcta ha sido Alemania, que ha cerrado siete de sus centrales nucleares y contempla hacer lo mismo con las restantes a su debido tiempo que tendría que ser ahora. Recuerdo las batallas campales de ecologistas y “Verdes” con la dura policía alemana, a causa de la energía nuclear. Ahora, la realidad ha dado razón a los Verdes (ecologistas) y la región de Baden-Württemberg, después de las recientes elecciones, será regida por primera vez por un “primer ministro” verde.

Los demás países han anunciado una revisión de sus reactores. ¿Por qué no los revisaron antes? ¿Por qué fue digerido Chernobyl tan pronto? La verdad es que los dirigentes mundiales están mintiendo a sus pueblos. Aún después de lo ocurrido en Fukushima, siguen repitiendo la cantinela de que la energía nuclear es rentable y efectiva. Los trabajadores e ingenieros de las centrales saben la verdad. Pero callan. Son sus puestos de trabajo. Los titulares también callan por el lucro. Y los dirigentes callan porque están al servicio del capital.

El gobierno nipón minimiza la tragedia, sin ocultar su gravedad. Los japoneses no son tontos. El gobierno no quiere que cunda el pánico entre la población, pero cada ciudadano observa y percibe qué ya no se puede consumir verdura ni leche ni carne de pueblos situados a unos 40 Kms. de distancia de la central nuclear arrasada por el terremoto y el tsunami. Tendría que hacer pensar a otros gobiernos, como el español, que los norteamericanos ya estén tomando precauciones en su costa pacífica. Según oí ayer en una cadena de televisión española, ya han llegado con el viento partículas radiactivas de Fukushima al oeste de España, que según los científicos no representan ningún peligro, dado que son minúsculas y su radiactividad casi igual a cero. ¿Verdad? ¿Mentira? El ciudadano de a pie tiene que conformarse con lo que le dicen, si no quiere vivir angustiado. Pero conviene escuchar también a los ecologistas japoneses.