miércoles, 20 de abril de 2011

Tema de hoy: Semana Santa


La festividad más importante e imponente de España, muy por encima de las corridas de toros, es, sin duda, la Semana Santa, en la que junto a la idolatría pagana, aflora una profunda religiosidad, un gran recogimiento y una irracional devoción. En la Semana Santa se conmemora la pasión y la muerte del Jesús recogido por los anónimos autores de los Evangelios. Millones de españoles participan en este drama, que tiene también como protagonista a la Virgen, a la que, desde los padres de la Iglesia, el catolicismo tiene un tanto marginada, convertida en auxiliadora, milagrera y curandera, cuando se da el caso.

Existen otras lecturas de la Semana Santa, en la que los españoles convierten en símbolos muy concretos, y no sólo religiosos a la figura de Jesús, como el hombre que murió en nombre de todos, que, según la alegoría, trajo la esperanza en la eternidad resucitando a los tres días. La Virgen María simboliza a la mujer y su gran importancia para la Humanidad, y encarna a los millares de mujeres maltratadas o asesinadas. La mujer se merece ese homenaje.

Muy interesantes son todas las procesiones en España, pero por su gran monumentalidad destacan las procesiones de Sevilla, que asombran y sobrecogen a los turistas, llegados a la ciudad del Guadalquivir atraídos por sus fantásticos pasos, obra de grandes escultores de tallas religiosas. Pero es difícil elegir en Andalucía entre las tallas más bellas: toda Andalucía es un monumento a la Humanidad.

La Semana Santa no está sólo para adorar la belleza. En todas las procesiones existen los penitentes que, descalzos, arrastran cadenas o una gran cruz de madera para cumplir una promesa o pedir perdón por un gran pecado. En su ingenuidad, a la vez, se sienten escuchados. Hay una tradición en la España profunda: los empalados, que caminan atados con sogas a una cruz y los que se flagelan la espalda hasta saltar la sangre. Esa costumbre también existe entre los musulmanes suníes de Irak. España también fue musulmana. Las huellas del Islam afloran cuando menos se espera.

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