
Tarde o temprano tendrá que abrirse también en el PP el melón de la sucesión de Rajoy. Las elecciones autonómicas y municipales de mayo no son un baremo para medir la intención real de voto del electorado en 2012. Con Rajoy al frente de las huestes de derechas, el PP no ganará las elecciones ni de coña. Pero el problema que se le plantea al PP es que carece de líderes (por ahí planea la sombra de Aznar). Salvo Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón (que vienen ya años celebrando entre sí unas primarias), no se vislumbra una personalidad dirigente en el PP.
Atacar más a Zapatero (lo único que sabe hacer Rajoy), no tiene sentido. Zapatero se retira. ¿A quién dirigir ahora los dardos envenenados? Pues a quien el PP suponga que será candidato. Por eso está furioso por el silencio al respecto que viene de Ferraz o de Zapatero. Soraya Saénz de Santa María y María Dolores de Cospedal tendrían que apuntar con sus cerbatanas hacia otro lado. ¿Cuál? ¿Contra el propio jefe desmontado por las encuestas? Pero algún día también se declarará en el PP la cuestión de la sucesión, aunque la derecha es conocida por su capacidad de cerrar filas, impasible el ademán. ¿Elecciones adelantadas ahora? ¿Para qué? Si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta.
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