miércoles, 6 de abril de 2011

Pincelada: Cancerbero


¿Quién no ha tenido más de una vez problemas con un “cancerbero” que trataba de impedirle la toma de contacto con alguien? Las secretarias son expertas en el difícil arte de ahuyentar a los “pesados” que pueden interrumpir o alterar la agenda diaria de sus jefes. Echamos mano de los diccionarios y nos encontramos con diversas acepciones, entre las que se encuentran: 1) Portero o guardián muy celoso. 2) Portero o guarda severo o de bruscos modales. 3) Guardameta, portero (jugador que defiende la portería). Aunque, la más importante, es la etimología de la palabra en sí. Según Wikipedia: “En la mitología griega, Cerbero (en griego Κέρβερος Kérberos, “demonio del pozo”), también conocido como Can Cerberos, era el perro de Hades, un monstruo de tres cabezas, con una serpiente en lugar de cola”. Dice la mitología greco-romana que el monstruito en cuestión era hijo de Equidna, una ninfa-dragona de rostro bellísimo pero con cuerpo de serpiente. El padre de la criatura se llamaba Tifón, un siniestro dios destructor, que creaba huracanes y lanzaba llamas por la boca. No es de extrañar que de dicha unión naciese otro engendro: un mastín feroz de tres cabezas, cola parecida a la de un dragón y un morro que babeaba negra ponzoña. Con ese aspecto no se le podía asignar ninguna otra tarea que la de guardián de la puerta del inframundo mitológico (el Hades), para que no dejase entrar a los vivos que querían adentrarse en el mundo de las tinieblas, ni salir a los muertos que pretendían salir de él. Se puede decir que ocupaba un puesto parecido al de un portero de discoteca, pero a lo bestia.

Ese perro infernal mataba a mordiscos y después devoraba a todos aquellos que trataban de contravenir las normas establecidas. Pero algunos consiguieron burlarle. Ese fue el caso de Orfeo, quien utilizó su canto y el sonido divino de su lira, para adormecerle y rescatar así a su esposa Euridice. En otra ocasión, Hermes, el dios mensajero, también logró dormirle dándole de beber agua del Lete, uno de los ríos del Hades, que provocaba el olvido completo. También la diosa Psique consiguió entrar y salir con vida del Hades porque atiborró a Cerbero, que era muy goloso, con pasteles de cebada, miel e hierbas soporíferas. Pero el único que consiguió vencerle de verdad fue Heracles (Hércules). Como último de sus célebres doce trabajos, se había encomendado al héroe la misión de apresarlo. Existen varias versiones de cómo Heracles consiguió derrotar al monstruo. Una de ellas dice que ambos se enfrentaron en una lucha encarnizada. Heracles le lanzó una flecha que consiguió traspasarlo. Después le encadenó y se lo llevó así a Euristeo, que le había encomendado las doce tareas. Según otra, Heracles acarició y dio mimos a la bestia, que ante unas pruebas de cariño desconocidas para él hasta ese momento, se convirtió a partir de ahí en un auténtico corderito que le seguía fielmente a todas partes.

Margarita Rey Suñé

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