A nadie se le escapa el mal semblante , con grandes ojeras, del presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero. Es mucho la que está cayendo en los últimos tiempos. Para evitar que España sea engullida por el capital mundial, Zapatero, como socialista, ha tenido que aplicar en España medidas de austeridad contrarias a los intereses de las clases no pudientes y trabajadoras, dictadas por la Unión Europea, regida por los conservadores. Zapatero ha tenido que soportar el oprobio de la huelga general casi simbólica de los sindicatos de izquierdas, UGT y CC OO y ha tenido que registrar el giro “marxista” de Rajoy y sus portavoces en el PP. Por si fuera poco, vino el descontrol de los controladores aéreos, que obligó a Zapatero a decretar el estado de alarma, ahora prolongado hasta el 15 de enero, por si las moscas. Esta medida ha vuelto a ser criticada en el Congreso por el PP, con Rajoy al frente, que insiste en que con Zapatero es la primera vez que se toma esta medida en la democracia española. Son muchos los toros que tiene que lidiar un hombre, cuyo paradigma siempre ha sido el talante del diálogo y el consenso, como él lo demostró cuando era el jefe de la oposición del PSOE en el Congreso de los Diputados.
Están surgiendo los rumores. Primero, la prensa escribió que Zapatero estaba formando a Carme Chacón, actual ministra de Defensa, como su sucesora. Según aumentan los rumores se dice que en el PSOE existe malestar por la política de Zapatero y como si lo de la señora Chacón hubiese sido una cortina de humo, está emergiendo cada vez más la persona de Alfredo Pérez Rubalcaba como posible sucesor de Zapatero. Rubalcaba, actualmente ministro de Interior y ministro de la Presidencia, es un buen político, de buenas maneras, pero enérgico a la hora de dar la cara. Tiene sentido del humor, pero con él no se puede bromear cuando se trata de lo esencial. Causa la impresión de ser honesto y síncero en sus palabras. Para el PSOE tendría que ser un motivo de alivio saber que cuenta con Rubalcaba. La cuestión estriba en saber si Zapatero tirará la toalla y si Rubalcaba querría ser presidente del Gobierno de la Nación.
Están surgiendo los rumores. Primero, la prensa escribió que Zapatero estaba formando a Carme Chacón, actual ministra de Defensa, como su sucesora. Según aumentan los rumores se dice que en el PSOE existe malestar por la política de Zapatero y como si lo de la señora Chacón hubiese sido una cortina de humo, está emergiendo cada vez más la persona de Alfredo Pérez Rubalcaba como posible sucesor de Zapatero. Rubalcaba, actualmente ministro de Interior y ministro de la Presidencia, es un buen político, de buenas maneras, pero enérgico a la hora de dar la cara. Tiene sentido del humor, pero con él no se puede bromear cuando se trata de lo esencial. Causa la impresión de ser honesto y síncero en sus palabras. Para el PSOE tendría que ser un motivo de alivio saber que cuenta con Rubalcaba. La cuestión estriba en saber si Zapatero tirará la toalla y si Rubalcaba querría ser presidente del Gobierno de la Nación.
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