Mariano Rajoy y sus dos vestales no hacen más que repetir “que se vaya Zapatero”. Pero, en realidad, ¿quieren que se vaya ahora? Si se llegase a elecciones anticipadas, Mariano Rajoy se llevaría el susto más grande de su vida, pues es fácil predicar, lo difícil es dar trigo. Con las duras secuelas de la crisis, las austeras medidas de ahorro (la Unión Europea exigirá aún más medidas a España para evitar ser “ayudada” por la banca internacional), Rajoy tendría que desdecirse y explicar no sólo a su partido la necesidad de continuar en la esquela de Zapatero, si no, incluso, sobrepasándola con la adopción de recortes todavía más severos. Y, por otra parte, ahí están los documentos “secretos” de las embajadas estadounidenses, en los que se considera a España un país de quinta categoría. ¿Tendrá Rajoy la estatura de estadista suficiente para que la Casa Blanca respete a La Moncloa?
El señor Rajoy duerme todavía tranquilo porque sabe o cree saber que Zapatero no tirará ya la toalla, ante una oposición que entiende su tarea como hacer polvo al Gobierno y su partido. Una oposición responsable es cierto que “se opone”, pero una cosa es oponerse y otra negar al Gobierno de la Nación la sal en problemas que afectan a todo el país. El PP tiene que presentar planes coherentes en el Congreso. Señor Rajoy, para coger peces, es necesario mojarse el culo.
El señor Rajoy duerme todavía tranquilo porque sabe o cree saber que Zapatero no tirará ya la toalla, ante una oposición que entiende su tarea como hacer polvo al Gobierno y su partido. Una oposición responsable es cierto que “se opone”, pero una cosa es oponerse y otra negar al Gobierno de la Nación la sal en problemas que afectan a todo el país. El PP tiene que presentar planes coherentes en el Congreso. Señor Rajoy, para coger peces, es necesario mojarse el culo.
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