Viendo ayer el telediario creí no poder dar crédito a mis oídos. Allí estaba Mariano Rajoy, con la voz más sibilante que nunca, definiendo lo que es la democracia: no tener relaciones con dictaduras. Un demócrata, insistía el jefe del PP, no debe aceptar una dictadura. Totalmente de acuerdo. Rajoy, que se refería a Cuba ( y no sé si también a Hugo Cháves) tendría que saber por su experiencia que todas las democracias han mantenido por motivos crematísticos (y siguen manteniendo) buenas relaciones diplomáticas y comerciales con países no democráticos. El dinero no huele, aunque a veces, y España con el PSOE no es una excepción, huele a pólvora. Pese al bloqueo norteamericano a Cuba, existen sutiles relaciones entre ambos países. Y la diplomacia ha de refinarse hasta el extremo de conseguir lo que no consiguen otros con sus huelgas de hambre y manifestaciones. La política es el arte de hacer lo factible, si no fuera así cómo explicarse las buenas relaciones de democracias con la Repúbica Popular de China, a caballo entre el neoconservadurismo y un severo régimen comunista. Los mercados, señor Rajoy, los mercados. Usted es el líder de un gran partido conservador europeo, y sabe que es así.
Hablando de demócratas: Fraga, el mentor “democrático” de Aznar y Rajoy, realizo diversas visitas a Cuba, abrazando cariñosamente a su amigo y paisano, Fidel Castro. El gallego dictador Franco sentía grandes simpatías por el gallego Castro, simpatías recíprocas. Franco, y en eso no se equivocaba, veía en Cuba todavía un trocito de España, y más estando regida por un dictador gallego. Probablemente, si Rajoy va a Cuba (no está excluido) a visitar a sus paisanos gallegos, tendrá un cálido recibimiento en la Isla caribeña. ¿Dejará por eso de ser demócrata?
Hay otros baremos para calibrar qué profunda es la convicción democrática del jefe del PP. Por ejemplo, el día que Rajoy, al frente de su PP, condene en el Congreso de los Diputados la rebelión de Franco y sus cómplices, rechace la bárbara guerra civil, la monstruosa posguerra con millares de republicanos asesinados, y los 40 años de dictadura franquista, la palabra democracia adquirirá un sentido más sincero en boca de Rajoy.
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