¿Es realmente auténtica nuestra democracia?
A nivel de libertades y libertinajes es incluso más avanzada que otras de Europa Occidental. Pero en cuanto a la superación de nuestro más reciente pasado, vuelven a surgir los vencedores que pueden más que los vencidos. Aunque por los pelos, tenemos aún un gobierno socialista -¿cuánto tiempo durará?-, la derecha pesa más en la balanza que la izquierda (la vencida en la repugnante guerra civil). No se puede investigar el pasado franquista (el caso del juez Garzón, ahora en La Haya, lo ha documentado) y menos condenar aquellos 40 años de dictadura, en la que el pueblo español fue rehén de un maniaco del poder absoluto. Los abuelitos, padres y nietos de la generación del régimen franquista aprendieron bien la lección y argumentan lo mismo que durante la dictadura: que Franco salvó a España del comunismo y fue el campeón del catolicismo (nacionalcatolicismo) español. La derecha sigue mirando a la izquierda como la vencida, con desprecio y sospecha. ¿Cómo va a tolerar la derecha que la izquierda investigue los crímenes del franquismo, que se describan con toda objetividad los 40 años de terror que han tenido que sufrir los muchos españoles –casi más de la mitad- que no quisieron comulgar con el régimen y siguieron fieles a sus ideas izquierdistas. La derecha es mayoritaria en casi todas las instituciones, principalmente en la Justicia. El gobierno no puede hacer nada para contrarrestar esa primacía. Sería inmediatamente acusado de ingerencia en la independencia, por ejemplo, del poder judicial.
Memoria histórica no es solamente –aunque sea muy importante- buscar los restos mortales de los millares de asesinados por orden de Franco. Es contar también la historia de la dictadura, que retrasó a España casi un siglo. Es contar las palizas que daba la brigada político-social en la tristemente célebre Dirección General de Seguridad, son los juicios sin garantías del Tribunal de Orden Público (TOP), algunos de cuyos farsantes jueces están todavía en activo. Son las “ejecuciones” (asesinatos) de miembros del clandestino Partido Comunista en el garrote vil. Es la persecución de los homosexuales, en aplicación de la fascista ley de vagos y maleantes. Es la brutal censura y la prohibición de consultar otras fuentes como la BBC de Londres en español o Radio Paris. Todo esto se ha “olvidado”, es decir, la derecha vencedora nos ha impuesto el olvido, si no queremos ser insultados como “revanchistas”.
“La memoria histórica”, consecuentemente aplicada como ley (¿será aún posible?) debe tener como objetivo que la derecha, heredera del franquismo, condene en el Congreso de los Diputados la dictadura de Franco y se distancie de ella. En ese momento ya no habrá ni vencedores ni vencidos.
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