Tema de hoy: Por un PSOE renovado

Hacen falta más partidos con garra social.

Como socialista, que ingresó en el PSOE a los 29 años, estoy ya más que harto del rumbo del actual partido socialista obrero español que, poco a poco, bajo la égida de sus dirigentes, se está convirtiendo en un búnker o un geriátrico, según se vea. En conferencias y artículos he dicho hasta la saciedad, que lo mismo que el PSOE de Toulouse, dirigido por el incombustible secretario general Rodolfo Llopis, que pasó más de la mitad de su vida en el exilio francés, estaba urgentemente necesitado de una renovación y su traslado al “Interior” (había todavía en 1975 mucho miedo), ahora, con el paso inexorable del tiempo, el PSOE renovado de Felipe González y Alfonso Guerra precisa de una renovación con un rejuvenecimiento. Dicho sea de paso, es como mínimo extraño el silencio que guardan González y Guerra acerca de la decisiva ayuda de la socialdemocracia alemana (SPD) y los sindicatos alemanes, principalmente el IG-Metall (sindicato siderúrgico), para reestructurar al PSOE y la UGT. Sin el SPD y la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB) tal vez no existirían en sus dimensiones actuales ni el PSOE ni el sindicato socialista UGT.

Sería preciso que se den más oportunidades a los jóvenes, que son el futuro del partido. A mí me parece un grave error que el Congreso del PSOE dejara de lado a una joven tan preparada como Carme Chacón (¿por pertenecer al PSOE-PSC?) y eligiera como nuevo secretario general al ya entrado en años Alfredo Pérez Rubalcaba. Me hace gracia oír repetir a Rubalcaba lo que tiene que hacer el PP contra la crisis, surgiendo espontáneamente la respuesta: “Ustedes que han estado casi ocho años en el Gobierno, ¿por qué no han llevado a cabo los necesarios cambios –incluido el problema de la Iglesia nacionalcatólica–?” Como siempre, por ese miedo ancestral del socialismo español, con lo cual los dirigentes del PSOE sólo han conseguido cabrear a la propia clientela.

El rejuvenecimiento del PSOE tal vez trajera consigo de rebote la renovación del PP, en el que jóvenes demócratas conservadores se ven obligados a seguir a la derechona de la tampoco joven caverna, en la que aún perviven fósiles franquistas bastante ajenos a la sociedad real de la España europea y moderna. Hay todavía suelta mucha momia franquista. ¡Qué mejor alternancia en el poder que entre jóvenes dirigentes a los que importe más el futuro de España que el partido en el que militan. En este orden de ideas, España habrá alcanzado su madurez democrática cuando los dos grandes partidos sean capaces de una coalición cuando el país se halle en una situación muy grave, como es actualmente el caso. Todavía mejor sería poder contar, como en Alemania, con una tercera fuerza política, los Verdes, de izquierdas, pero abiertos a cualquier emergencia.