Política viene de la palabra griega “polis”, que significa “ciudad”. En este sentido, cada ciudadano es un político. La sociedad está representada por los políticos en partidos, elegidos por los ciudadanos para que nos represente.
El hecho de que los políticos no jueguen limpio con su fácil acceso al dinero desde el poder, no debe conducir a que rechacemos la política, sino al contrario, cuanto más corrupción emane de los políticos, mayor han de ser nuestros esfuerzos para mantener limpia una institución que nos legaron precisamente los griegos. El poder llamado para ayudar a la ciudadanía a salvar la democracia es el judicial, siempre que éste se mantenga apartado del partidismo, como es su obligación constitucional.
Los alemanes, a los que en toda Europa se consideran como ejemplo de seriedad y disciplina, también han vivido su ejemplo de corrupción en la persona del ex presidente de Alemania, el ex primer ministro de Baja Sajonia, quien, al parecer, metió la mano en la caja pública. Ahora es Presidente Federal el teólogo luterano, persona íntegra, próximo a los Verdes, y asentado en una izquierda moderada. A causa de la nominación de Gauck como presidente, estuvo a punto de romperse la coalición en el Bundestag (parlamento). Frau Angela Merkel (CDU) se sentía unida al democrisitiano Wulff, pero tuvo que ceder al amenazar los demoliberales (FDP) con salirse de la coalición, lo que hubiese dado al traste con las ambiciones de Merkel de gobernar a Alemania y, junto con Francia, liderar a Europa. Rajoy puede ahora hacerse el duro porque la locomotora alemana ha perdido vapor.
Alguien dijo que la política es el arte de hacer posible lo imposible. ¿Será verdad?
El hecho de que los políticos no jueguen limpio con su fácil acceso al dinero desde el poder, no debe conducir a que rechacemos la política, sino al contrario, cuanto más corrupción emane de los políticos, mayor han de ser nuestros esfuerzos para mantener limpia una institución que nos legaron precisamente los griegos. El poder llamado para ayudar a la ciudadanía a salvar la democracia es el judicial, siempre que éste se mantenga apartado del partidismo, como es su obligación constitucional.
Los alemanes, a los que en toda Europa se consideran como ejemplo de seriedad y disciplina, también han vivido su ejemplo de corrupción en la persona del ex presidente de Alemania, el ex primer ministro de Baja Sajonia, quien, al parecer, metió la mano en la caja pública. Ahora es Presidente Federal el teólogo luterano, persona íntegra, próximo a los Verdes, y asentado en una izquierda moderada. A causa de la nominación de Gauck como presidente, estuvo a punto de romperse la coalición en el Bundestag (parlamento). Frau Angela Merkel (CDU) se sentía unida al democrisitiano Wulff, pero tuvo que ceder al amenazar los demoliberales (FDP) con salirse de la coalición, lo que hubiese dado al traste con las ambiciones de Merkel de gobernar a Alemania y, junto con Francia, liderar a Europa. Rajoy puede ahora hacerse el duro porque la locomotora alemana ha perdido vapor.
Alguien dijo que la política es el arte de hacer posible lo imposible. ¿Será verdad?
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