Hay muchas palabras nuevas en el uso diario del español, especialmente en el campo deportivo, que se han creado partiendo de una palabra o de un sufijo inglés. Parapenting, surfing, puenting son sólo algunos de los ejemplos.
Hoy les presentamos el psicobloc o “escalada psicólogica”, vocablo derivado de “psico” (psicológico) y “bloc” (escalada en bloque). El nombre original inglés para ese tipo de deporte de riesgo es “deep-water soloing” (DWS), cuya traducción, o mejor dicho interpretación, al castellano sería más o menos “escalada solitaria sobre aguas profundas”.
Para que se hagan una idea. El deportista se acerca nadando o en una barca hinchable al lugar elegido, generalmente un escarpado acantilado. Una vez allí, escala la pared sin utilizar ni cuerdas ni otros sistemas de seguridad, es decir, sin más ayuda que sus manos y sus pies. Es una versión a lo bestia del “bloque” (en inglés: bulder) que consiste en escalar paredes de entre 5 a 10 metros, aunque, para amortiguar las posibles caídas, se colocan colchonetas en el suelo. En el psicobloc, sin embargo, es el mar el que tiene que hacer las veces de colchón si el escalador se escurre y cae al vacío (también pueden ser un río o un embalse, siempre que éstos sean lo suficientemente profundos). En ese caso, para evitar heridas graves, el “alpinista” tiene que intentar por todos los medios entrar en el agua en posición vertical.
El psicobloc empezó a practicarse en Mallorca en 1978, que tiene los acantilados ideales para practicar ese especial “pasatiempo”. De ahí pasó a otros países como Gran Bretaña, Irlanda, Francia y Grecia, por no nombrar más que a unos cuantos. Su pionero mundial es el mallorquín Miquel Riera. Para los interesados, les aconsejo su libro “Mallorca, escalada deportiva” (Editorial Desnivel, ISBN 9788498291506). Él y el coautor, Toni Riscos, presentan al lector en esta guía las mejores paredes de la isla y otros puntos de interés con unas fotografías sobre el tema que quitan el hipo.
Margarita Rey
Hoy les presentamos el psicobloc o “escalada psicólogica”, vocablo derivado de “psico” (psicológico) y “bloc” (escalada en bloque). El nombre original inglés para ese tipo de deporte de riesgo es “deep-water soloing” (DWS), cuya traducción, o mejor dicho interpretación, al castellano sería más o menos “escalada solitaria sobre aguas profundas”.
Para que se hagan una idea. El deportista se acerca nadando o en una barca hinchable al lugar elegido, generalmente un escarpado acantilado. Una vez allí, escala la pared sin utilizar ni cuerdas ni otros sistemas de seguridad, es decir, sin más ayuda que sus manos y sus pies. Es una versión a lo bestia del “bloque” (en inglés: bulder) que consiste en escalar paredes de entre 5 a 10 metros, aunque, para amortiguar las posibles caídas, se colocan colchonetas en el suelo. En el psicobloc, sin embargo, es el mar el que tiene que hacer las veces de colchón si el escalador se escurre y cae al vacío (también pueden ser un río o un embalse, siempre que éstos sean lo suficientemente profundos). En ese caso, para evitar heridas graves, el “alpinista” tiene que intentar por todos los medios entrar en el agua en posición vertical.
El psicobloc empezó a practicarse en Mallorca en 1978, que tiene los acantilados ideales para practicar ese especial “pasatiempo”. De ahí pasó a otros países como Gran Bretaña, Irlanda, Francia y Grecia, por no nombrar más que a unos cuantos. Su pionero mundial es el mallorquín Miquel Riera. Para los interesados, les aconsejo su libro “Mallorca, escalada deportiva” (Editorial Desnivel, ISBN 9788498291506). Él y el coautor, Toni Riscos, presentan al lector en esta guía las mejores paredes de la isla y otros puntos de interés con unas fotografías sobre el tema que quitan el hipo.
Margarita Rey
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