El 29 de marzo tendrá lugar la huelga general convocada por los sindicatos para protestar contra la reforma laboral, por la dignidad del trabajo y contra la precariedad. Nadie, tampoco los dirigentes sindicales, esperan que la huelga cambie nada en la baja situación socioeconómica en la que se encuentra la ciudadanía española. La huelga sólo puede tener valor testimonial de que los trabajadores no se callan ante las injusticias.
Una huelga general, si realmente es general, causa más perjuicios que beneficios, sobre todo si la economía del país está inmersa en una crisis europea. Pero ¿por qué exigir siempre continencia a los más débiles, mientras que los más fuertes, la CEOE, se va de rositas? Con su autoridad, ¿no puede el gobierno presionar a ambas partes para que negocien y hallen un denominador común a sus diferentes intereses? Del actual gobierno conservador poco pueden esperar los más desfavorecidos. No es un secreto que el PP es más afín a la CEOE que a los sindicatos. Los (desgraciadamente) necesarios recortes tienen lugar sin la anuencia de UGT y CC OO. Pero lo mismo ocurre en los demás países europeos, gobernados por los conservadores. La izquierda solamente puede ofrecer ayuda moral, pero con esta ayuda, por muy loable que sea, no se crean puestos de trabajo, no se acaba con el paro ni con la pobreza.
Con la huelga general ahí mismo, reflexiono : ¿Cuántos de los trabajadores que participan ahora en las movilizaciones habrán votado esta vez al PP en las elecciones del 20-N y en los comicios autonómicos?
Una huelga general, si realmente es general, causa más perjuicios que beneficios, sobre todo si la economía del país está inmersa en una crisis europea. Pero ¿por qué exigir siempre continencia a los más débiles, mientras que los más fuertes, la CEOE, se va de rositas? Con su autoridad, ¿no puede el gobierno presionar a ambas partes para que negocien y hallen un denominador común a sus diferentes intereses? Del actual gobierno conservador poco pueden esperar los más desfavorecidos. No es un secreto que el PP es más afín a la CEOE que a los sindicatos. Los (desgraciadamente) necesarios recortes tienen lugar sin la anuencia de UGT y CC OO. Pero lo mismo ocurre en los demás países europeos, gobernados por los conservadores. La izquierda solamente puede ofrecer ayuda moral, pero con esta ayuda, por muy loable que sea, no se crean puestos de trabajo, no se acaba con el paro ni con la pobreza.
Con la huelga general ahí mismo, reflexiono : ¿Cuántos de los trabajadores que participan ahora en las movilizaciones habrán votado esta vez al PP en las elecciones del 20-N y en los comicios autonómicos?
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