martes, 17 de mayo de 2011

Tema de hoy: Burn out


Es una expresión anglosajona, que empezó a utilizarse en EE UU en los 80, de allí pasó al Reino Unido, desde donde conquistó a la Europa industrializada y altamente tecnológica. Una conocida revista alemana, “Die Bunte”, decía que “burn out” se estaba convirtiendo en la epidemia nacional. “Burn out”, viene a significar “quemado, exhausto, agotado”, y pertenece, como el asimismo anglosajón “estrés” (stress), al grupo de los “workaholics” (un workahólico es un adicto al trabajo). Puede decirse que el estrés es el último escalón de la escalera que conduce al “burn out”, también conocido como síndrome de estrés profesional.

Los síntomas del “burn out” son una obsesiva ocupación con el trabajo, sin dejar que la mente se entretenga con otras cosas y sin permitirse la menor pausa. Se ve al “quemado” en su despacho, en el cómodo sillón giratorio, rodeado de teléfonos, un ordenador encima de la mesa, mil fichas e infinidad de tarjetas para apuntar datos. Cuando sale del despacho lleva pegado a la oreja el móvil, que no cesa de sonar. Si es el director de la empresa, llevará tras de sí y a su alrededor un cortejo de secretarias, secretarios y ejecutivos. (La mayor parte de los/as secretarios/as y ejecutivos/as aspiran asimismo a ser algún día directores de una empresa, es decir, candidatos al burn out).

El síndrome de estrés profesional o “burn out” es una enfermedad obsesiva. Cuando la persona, que la padece, la ha contraído ya es tarde para terapias caseras o para practicar algún deporte, como compensación. El “quemado” está sumido en una profunda depresión y tiene que acudir a clínicas especializadas, donde lo primero que les enseñan son técnicas para relajarse, y suelen ser corrientes los tratamientos con psicofármacos. Un alto porcentaje de personas afectadas por el “burn out” necesita igualmente una terapia de retirada de drogas (cocaína, heroína, morfina…).

Una cosa es cumplir con su trabajo y hacerlo bien, y otra convertir el dinero (nadie trabaja gratis) y el trabajo en el único sentido de la vida. Al “quemado” le falta mucha autoestima; su afán por superar a los demás y a sí mismo es un mejor o peor oculto complejo de inferioridad.

La vida es injusta. Unos enferman por tener demasiado trabajo y otros se ponen enfermos por no tener ni hallar trabajo.

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