Pincelada: La Crujía de los Gamones

El otro día me enteré por “España Directo” (a veces no hay nada mejor que la "tele" para estar al tanto de las fiestas populares) que Ubrique, pueblecito en la serranía de Cádiz, no era sólo conocido allende de sus fronteras por el insigne torero Jesulín y sus líos de mujeres (su santa y la de antes, esa ordinaria con boca de pato Donald, a quien no quiero ni nombrar), sino por la así llamada „Crujía de los Gamones“, una fiesta muy antigua declarada en Andalucía “de interés turístico”.

Aunque con un poco de retraso (el evento tiene lugar el 3 de mayo de cada año), me gustaría explicarles brevemente en qué consiste esa típica celebración de remoto origen. Empecemos por la palabra gamón. El gamón (“asphodelus albus”) es una planta herbácea silvestre de flores blancas, tallos erguidos y raíces carnosas perteneciente a la familia de las liliáceas. También es conocida como asfódelo o vara de San José. Su nombre proviene del griego ἀσφόδελος (cetro), ya que su origen está en la isla de Creta y los antiguos griegos la plantaban cerca de sus tumbas. El gamón florece en primavera y sus largos tallos, que pueden alcanzar dos metros de altura, se utilizan para la cestería, mientras que sus bulbosas raíces se hierven y sirven para curar enfermedades cutáneas. Si se calienta la raíz o la vara del gamón y se golpea después sobre una piedra, se produce una explosión. A ese curioso efecto, se le llama “crujía”. De ahí pues se deriva “la crujía de los gamones” con la que se inicia en Ubrique la celebración del “Día de la Cruz” o “Fiesta de las Cruces de Mayo”.

Hacer “crujir el gamón”, cuyo aspecto recuerda lejanamente a un sable, no es nada sencillo. Primero hay que saber calentar la planta para que ésta, al ser golpeada sobre una superficie dura, explote y eso requiere mucha destreza por parte de los participantes. Los principales protagonistas son, aparte del gamón, la “candela” (hoguera) y la cruz, alrededor de la cual se enciende el fuego de la “candela” en los diversos barrios de Ubrique. Entre “crujía” y “crujía” se celebra un brindis en honor al “Día de la Cruz” y, a base de comer y beber, el ambiente se va poco a poco caldeando. Se trata de una fiesta singular y muy divertida, en la que todo el pueblo -pequeños, jóvenes y mayores-, interviene de manera activa.

Pero la mayoría de los ubriqueños tiene una espinita clavada en su corazón. Les duele mucho que un festejo tan ancestral no haya recibido por parte de la administración y de los medios el apoyo y reconocimiento que se merece para alcanzar también popularidad en el resto de España. Y ese ha sido el principal motivo que me ha movido a presentarles hoy “la crujía de los gamones” o, simplemente, “Los Gamones” de Ubrique.
Margarita Rey