jueves, 19 de mayo de 2011

Pincelada: Vientre de alquiler




De un tiempo a esta parte la palabra „vientre de alquiler“ está en boca de todos. Se llama así popularmente a la gestación subrogada o gestación por sustitución, que no es otra cosa que cuando una mujer acepta prestar su vientre para gestar un bebé, con el que genéticamente no tienen nada en común, convirtiéndose así en „madre de alquiler“ para otra persona.

Me tacharán de antigua, pero reconozco que tengo todavía problemas en familiarizarme con esta práctica.Y no es por motivos religiosos, morales o éticos, sino más bien porque, muy a mi pesar, debido a haber nacido en la posguerra, sin querer la asocio con aquellos siniestros experimentos que algunos médicos perversos habían realizado hace más de siete décadas en la Alemania nazi, cuando intentaban encontrar la fórmula para perpetuar la llamada "raza aria", por lo demás no existente.

Hemos llegado a un tal grado de modernismo que la adopción ya no se lleva. Lo que es „in“ y „chic“ es utilizar los propios óvulos o esperma para reproducirse en vientre ajeno, es decir sin haber mantenido ningún tipo de relación sexual directa con la mujer que va a ser durante nueve meses la portadora del bebé engendrado de esta manera. Son muchos los famosos (Michael Jackson, Elton John, Ricky Martin, la Baronesa Thyssen, Nicole Kidman, Cristiano Ronaldo, Miguel Bosé) quienes han contribuido a popularizar esa manera „sui géneris“ de multiplicar la propia especie.

Y como era de esperar, este nuevo método de reproducción a distancia se ha convertido en un pingüe negocio para muchas mujeres. Lo más llamativo es que, precisamente en uno de los países más ricos del mundo, los EE UU, es donde más mujeres están dispuestas a poner a disposición su vientre a cambio de 25.000 a 30.000 Euros, bastante más de lo que ganarían si trabajasen durante todo un año en su oficio. Se pueden imaginar que esas mujeres no pertenecen precisamente a las clases estadounidenses más privilegiadas, sino más bien todo lo contrario. Son negras y latinas de clase media-baja quienes, al aceptar ser madres de alquiler, se aseguran automáticamente el sustento de sus familias durante el periodo de embarazo. Naturalmente, tampoco son los más desfavorecidos de la sociedad los que contratan sus servicios. En un principio, se trata de americanos de clase alta o media-alta. Aunque cada día son más los europeos adinerados, Internet sea loado, en acudir a agencias especializadas. Y es que si se suman todos los gastos que conlleva la gestación subrogada en Estados Unidos, nos ponemos facilmente en más de 100.000 Euros, una suma que no está al alcance de la mayor parte de los bolsillos. Por eso, en los últimos tiempos, el mercado se ha ampliado y trasladados a países del tercer mundo, especialmente la India. Allí, en un pueblecito llamado Anand, existe una „Clínica de Infertilidad“ que se anuncia en Internet y que ha llevado a cientos de extranjeros a convertirse en peculiares turistas que visitan esa pequeña población con un sólo fin: convertirse en felices padres o madres de ese bebé que la naturaleza les ha negado. Previo pago de 6.000 Euros (para la madre de alquiler), más gastos, el "cliente" convertirá su sueño en realidad. Y todos contentos. Primero porque ese „turismo reproductivo“ lleva bienestar general a Anand. Y segundo, porque la madre de alquiler cobrará más de lo que hubiese podido percibir en 20 años de durísimo trabajo. No es de extrañar que, en un país donde mucha gente nace, vive y muere en la calle, consideren este nuevo „modus vivendi“ (que los más tradicionalistas de entre ellos rechazan) como haber ganado el premio gordo de la loteria. Para esas mujeres que paren como conejas, los nueve meses de embarazo pagado, durante los cuales se las cuida y se las mima, les deben parecer las mejores vacaciones de su vida.

Pero ustedes perdonarán a la carroza que suscribe, pero cada vez que oigo la expresión „vientre de alquiler“ me hace pensar en un programa sobre oficios poco usuales que ví hace algunos meses en televisión. Uno de ellos era el de „mamporrero“, o sea el encargado de llevar el pene del caballo o del cerdo a la vagina de la yegua para facilitar la cópula. Entretanto, la tecnología ha hecho también su aparición en ese antiguo oficio. Ahora, las vaginas naturales han sido sustituidas por vaginas artificiales de plástico que son mejores recipientes para el semen de los animales de raza. Una vez obtenido, se congela inmediatamente para que no pierda sus propiedades y se vende a otros ganaderos para que puedan cruzarlo con sus mejores ejemplares de ganado y así obtener unos resultados excelentes en la cría de ejemplares únicos, tanto por sus caractéristicas raciales como genéticas. „Honni soit qui mal y pense“.
Margarita Rey

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