martes, 28 de febrero de 2012

Tema de hoy: Tres eran tres


Qué casualidad, ahora que ya se han cargado su carrera como juez ya pueden ser más ecuánimes y mostrar su cara algo más amable, pero maliciosa. Me estoy refiriendo a los jueces que se han cebado de forma vergonzosa con el notorio pisajuanetes y ya ex juez, Baltasar Garzón.

Primero tuvimos que asistir a la bochornosa expulsión del magistrado de 56 años de la judicatura. El duro veredicto (que condena y aparta al juez durante once años del ejercicio de su profesión, lo cual presupone una amortización de su carrera como juez instructor debido a su edad) se basó en que Garzón ordenó en su día escuchas “ilegales” de los presuntos cabecillas de la "trama Gürtel" y sus abogados. El escándalo salpicó en 2009 a altos cargos regionales del Partido Popular por la sospecha de implicación de los susodichos letrados en las operaciones de blanqueo de dinero.

Después, fue la decisión del juez instructor Manuel Marchena de archivar “por prescripción” la causa que seguía contra Baltasar Garzón por el supuesto patrocinio de una serie de cursillos en la Universidad de Nueva York por parte del Banco Santander. Sin embargo, al estimar como probado el hecho de haber recibido remuneraciones por sus conferencias en la Gran Manzana, el juez instructor mataba dos pájaros de un tiro. Con el archivamiento por prescripción, Marchena ponía en entredicho la honorabilidad de Garzón y, al mismo tiempo, robaba al ex juez toda posibilidad de defensa contra este atentado a su honradez.

Y, finalmente, ayer lunes, Garzón fue absuelto por el Tribunal Supremo de Madrid en el juicio por su investigación de los crímenes durante el franquismo. Según fuentes judiciales, los siete magistrados del Supremo decidieron absolverle por seis votos a favor y uno en contra del delito de prevaricación. Los magistrados consideraron, entre otras cosas, que la decisión de Garzón de declararse competente para investigar los crímenes del franquismo fue "errónea", pero no constituyó un delito de prevaricación.

No quisiera entrar aquí en polémicas sobre los defectos y las cualidades del juez Garzón aireadas en los medios de comunicación hasta el hartazgo, pero no quiero ni imaginarme el gran daño que hubiese sufrido nuestra imagen en el extranjero (donde se han seguido muy de cerca las valientes intervenciones de Baltasar Garzón en investigar los delitos contra los derechos humanos, especialmente en Argentina y Chile, y de la Memoria Histórica en España) en el caso de haber prosperado la querella presentada por el sindicato ultraderechista “Manos limpias”.

Lo que aquí llama la atención es que esta vez no existe unanimidad entre Sus Señorías. También es probable que se dieran cuenta de que una sentencia corporativista por “aclamación” suele traernos recuerdos no muy gratos de un pasado no tan lejano.

Un aspecto positivo se desprende de la absolución del ex juez Garzón en la tercera causa seguida contra él: el Tribunal Supremo ha venido a reconocer la legitimidad de la Memoria Histórica.
M.R.

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