Y siguen las noticias sobre la corrupción que golpea, una vez más, a la Comunidad Valenciana.
A primera hora de la tarde de ayer su Presidente, Alberto Fabra, anunciaba la destitución del director general de Cooperación, Josep Maria Felip, y al subsecretario de Sanidad, Alexandre Catalá, por posible fraude en la concesión de subvenciones y malversación de fondos públicos.
El todavía director general de Cooperación Felip fue detenido por la Policía Nacional además por falsedad documental. Catalá, ex subsecretario de la Consellería de Solidaridad y Ciudadanía ha sido imputado. Además, varias personas vinculadas a diversas ONGs han sido detenidas.
A Felip se le acusa de haber desviado 9 millones de euros destinados a proyectos en Nicaragua para adquirir viviendas en Valencia. Se trata de fondos adjudicados por la Generalitat Valenciana a las fundaciones CYES (Fundación Cultural y de Estudios Sociales) y Hemisferio.
Al principio, el Presidente de la Generalitat era reacio incluso a pronunciarse sobre el caso. Pero, poco más tarde, ante la gravedad de las acusaciones y del eco que se había generado en la prensa, Fabra anunció el cese fulminante de esos sujetos y declaró seguidamente que la Generalitat Valenciana se personará en el proceso contra los imputados.
Después del presunto expolio de la Fundación Nóos, que ocupa en la actualidad las primeras páginas de la prensa nacional y extranjera, muchos se preguntarán después de los acontecimientos de hoy hasta qué punto existe un control sobre esas organizaciones no gubernamentales, supuestamente sin ánimo de lucro, a las que un gran número de españoles ha apoyado alguna vez económicamente.
La mayor parte de sus ayudantes emplean parte de su tiempo libre en realizar un sinfín de ingratos trabajos que nadie quiere hacer. Muchos de ellos se entregan a esas empresas completamente, de manera vocacional, con honestidad y dedicación, y a veces, incluso, sin remuneración alguna.
El daño que esos chorizos han causado a todos esas organizaciones es pues incalculable. Ahora, algunos se lo pensarán muy mucho antes de respaldar con sus donativos a ciertas ONGs, por muy loables que puedan parecer sus causas.
Margarita Rey
A primera hora de la tarde de ayer su Presidente, Alberto Fabra, anunciaba la destitución del director general de Cooperación, Josep Maria Felip, y al subsecretario de Sanidad, Alexandre Catalá, por posible fraude en la concesión de subvenciones y malversación de fondos públicos.
El todavía director general de Cooperación Felip fue detenido por la Policía Nacional además por falsedad documental. Catalá, ex subsecretario de la Consellería de Solidaridad y Ciudadanía ha sido imputado. Además, varias personas vinculadas a diversas ONGs han sido detenidas.
A Felip se le acusa de haber desviado 9 millones de euros destinados a proyectos en Nicaragua para adquirir viviendas en Valencia. Se trata de fondos adjudicados por la Generalitat Valenciana a las fundaciones CYES (Fundación Cultural y de Estudios Sociales) y Hemisferio.
Al principio, el Presidente de la Generalitat era reacio incluso a pronunciarse sobre el caso. Pero, poco más tarde, ante la gravedad de las acusaciones y del eco que se había generado en la prensa, Fabra anunció el cese fulminante de esos sujetos y declaró seguidamente que la Generalitat Valenciana se personará en el proceso contra los imputados.
Después del presunto expolio de la Fundación Nóos, que ocupa en la actualidad las primeras páginas de la prensa nacional y extranjera, muchos se preguntarán después de los acontecimientos de hoy hasta qué punto existe un control sobre esas organizaciones no gubernamentales, supuestamente sin ánimo de lucro, a las que un gran número de españoles ha apoyado alguna vez económicamente.
La mayor parte de sus ayudantes emplean parte de su tiempo libre en realizar un sinfín de ingratos trabajos que nadie quiere hacer. Muchos de ellos se entregan a esas empresas completamente, de manera vocacional, con honestidad y dedicación, y a veces, incluso, sin remuneración alguna.
El daño que esos chorizos han causado a todos esas organizaciones es pues incalculable. Ahora, algunos se lo pensarán muy mucho antes de respaldar con sus donativos a ciertas ONGs, por muy loables que puedan parecer sus causas.
Margarita Rey
No hay comentarios:
Publicar un comentario