El pasado fin de semana se celebró en Sevilla el Congreso (17) Nacional del Partido Popular, que se caracterizó por la unidad y unanimidad. Fue un congreso tranquilo, sin estridencias ni radicalismos, con el que el PP transmitió la impresión de un gran partido de calado estadista. Uno de sus lemas fue que España aún no había tocado fondo y que el PP está en condiciones de sacarla, a su tiempo, del atolladero de la crisis. El presidente Rajoy pidió a los españoles paciencia y comprensión por los duros tiempos que caracterizan al futuro, pero que al final España se recuperará a partir de 2014.
En el Congreso se habló de todos los puntos del programa del Gobierno, en especial de la reforma laboral, que tiene en común algunos aspectos de la alemana (que empezó a aplicarse en 2006). Lo que si echo de menos en la reforma laboral española es la existencia de un Harzt IV, que unifica para parados de larga duración el subsidio de desempleo y la ayuda social en una prestación única. Pero sería preciso acabar de una vez con la tradicional envidia y complejo de inferioridad españoles con respecto a Alemania y Francia, donde actualmente también la población sufre estrecheces, pero sabe, aunque sea de malhumor, adaptarse a sus circunstancias económicas. España necesita buenos gobernantes, que animen a la sociedad a superar el presente creyendo en un futuro mejor, que no llega caído del cielo, sino es que preciso labrar con tesón.
Los respectivos jefes de las centrales sindicales, Méndez y Toxo, también habían sido invitados al Congreso y en sus rostros se leía serenidad. Huelgas sectoriales no podrán evitarse, pero una huelga general en la actual situación sería un dislate. En Alemania, el país que más avanza en sus reformas, está prohibida la huelga general.
Sobre la oposición socialista cae una gran responsabilidad. Espero que sea una oposición más limpia y constructiva que la realizada por el PP durante el gobierno socialista. El PP necesita esta oposición para el bien de todos, aceptando propuestas o pactos sensatos. Es muy probable que el PP también gane las elecciones andaluzas, con lo cual su poder será ya ilimitado en España. En interés propio, el PP debe abandonar métodos poco democráticos, si no quiere caer en la tentación totalitaria. Y el PSOE debe tirar por la borda egoísmos y camarillas y ponerse también a construir la España moderna. De la calidad de la oposición dependerá cuántos años estará apartado del timón del Gobierno el partido socialista. Aunque unos cuantos años para renovarse, cuando todos los “santones” estén retirados, no le vendrán mal al PSOE.
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