lunes, 13 de febrero de 2012

Leído en la Prensa: Un juez y dos partes


El Tribunal Supremo ha acabado con Garzón, pero esto empieza ahora. Seis de cada diez españoles creen que el ubicuo juez estelar sufre una persecución. Opinan que se debe a su afán por perseguir la justicia. ¿A quién se le ocurre? Investigar los crímenes del pasado exige ser un experto en el paleolítico, ya que la historia de la humanidad es una secuencia interminable de asesinatos. Creyó él que había que acotarlos por parcelas históricas, para ir por capítulos para ensamblar la historia de la infamia. Un experimento arriesgado. Si don Baltasar publicara un libro de memorias a raíz del desenlace, su título sería 'Mi ego y yo'.

Le han gustado tanto los focos que a semejanza con las mariposas se ha quemado las alas para por acercarse demasiado a la luz. ¿Confundió tanto el bombo con los platillos de la balanza? Lo cierto es que ha vuelto a dividir a la opinión pública en dos sectores. Lo que nos faltaba.

En opinión de Eugenio d'Ors todo el que tiene manía persecutoria es porque en realidad le persiguen. ¿Cómo desconfiar del veredicto del Tribunal Supremo? Si no creemos en ese no nos queda nada en que creer, salvo en la hipotética justicia divina, que no nos cabe en cabeza humana.

El pobre mamífero que «tose, escupe y se pregunta» ha dividido sus opiniones.

Muchos más de la mitad están convencidos de que el juicio a Garzón ha empeorado el criterio sobre el Supremo que tenían los españoles. Por su parte, que es la que le toca, don Baltasar ha rechazado frontalmente la sentencia. Vaya lío. No deja de ser raro que quien destapó el 'caso Gürtel' y desarticuló la trama mafiosa de los dirigentes del PP que urdieron el pillaje haya sido expulsado de la carrera judicial.

Por lo menos eso resulta raro, en el sentido de poco común o infrecuente. Aquí a lo que estamos acostumbrados es a que se exonere a los granujas más acreditados y se alivien sus castigos. Pero las personas decentes, incluidas las que se exceden en sus cometidos, deben andarse con mucho cuidado.

Fuente: El Diario Vasco / diariovasco.com
Autor: Manuel Alcántara

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