Como
suponía, más bien, temía, el 38 Congreso del PSOE eligió al rancio Alfredo
Pérez Rubalcaba como secretario general
del partido. Por una diferencia de 22 votos fue descartada la joven, dinámica y
políticamente sobresaliente Carme Chacón, catalana de origen andaluz.
Por
muchos llamamientos a la unidad por parte de Rubalcaba, y también de Chacón, el
espectro de la escisión aparece como posible en el horizonte del partido
socialista español: de un lado los espantapájaros, enchufados, y estómagos
agradecidos barones del PSOE, liderados por el “monumento andante” de Felipe
González, que mueve muchos hilos desde la sombra; de otro lado, la juventud del
partido.
Nadie
puede discutirlo: en la actualidad hay
dos PSOES, en los que por una ínfima
distancia han ganado aquellos que se refugian en Rubalcaba, como garante de la
conservación de sus privilegios dentro del partido. Al frente de la mínima
mayoría se encuentra González, el hombre que inició la derechización del PSOE,
haciendo crecer el número de españoles que ya no creen en el partido
socialista.
El
PSOE necesita una dirección joven, motivada y que crea en el socialismo
democrático como el garante de las libertades y los derechos humanos: Un
partido de izquierda que incluso ayude a revivir a los aletargados partidos
hermanos francés e italiano, prácticamente inexistentes en la actualidad. El viejo tiburón de la
política, Rubalcaba, perdedor en la mayor debacle del PSOE en las generales del
20-N (2011), no puede ser la figura que despierte el entusiasmo de los jóvenes
socialistas españoles por un partido que con Zapatero ha sido el hazmerreír de
la oposición. No carece de ironía que la vicepresidenta del PP, Sáenz de Santa
María, pida al PSOE unidad y disposición al diálogo. En una situación crucial
político- económica, en la que se
encuentra Europa y por ende, España, lo que menos necesita nuestro país son
“reinos de taifas” partidistas. Es precisa una voluntad cohesionada para
afrontar la crisis, pero esa coherencia política sólo será posible con partidos
de firmes convicciones internas, unidos por un jefe carismático. Carme Chacón posee ese carisma.
Rubalcaba no.
La elección de Alfredo Pérez Rubalcaba como Secretario General del PSOE ha sido un grave error de los que no entienden que ha llegado la hora del relevo. El PSOE ha quedado dividido en dos mitades casi iguales. ¿Cuánto durará la tregua de la sensatez? Dudo mucho que los partidarios de la renovación y rejuvenecimiento del partido estén conformes con el mensaje emanado por los mayoritarios (¿son de verdad mayoritarios?) en el 38 Congreso: “Para atrás hacia el futuro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario