Entre los grupos de la oposición ya está generalizada la convicción de que José Luís Rodríguez Zapatero tiene que tirar la toalla y convocar nuevas elecciones en enero de 2011. Hasta entonces, así razonan algunos diputados, Zapatero podrá seguir haciendo sus deberes –es decir, aplicando impopulares, pero necesarias medidas de austeridad -. Al jefe de la oposición, Mariano Rajoy no le llega la camisa al cuerpo sólo de pensar qué él tendrá entonces que tomar el timón y hacer casi todo lo que hasta ahora había rechazado en el Congreso con un rotundo y monótono No. Sus potentes aliados en los medios derechistas darán con seguridad la vuelta a la tortilla y martillearán a la sociedad española con la consigna de que el PP no puede resolver en tan poco tiempo la “nefasta” herencia del PSOE. La artillería mediática del Partido Popular, que ha venido presentando hasta ahora las duras medidas de ahorro de Zapatero como una imposición desde fuera, aducirá que Rajoy no puede oponerse a lo que es una política común de la Unión Europea, que incluso afecta a Alemania, la locomotora europea. Ahora, el PP y sus acólitos mediáticos vienen hablando de una injerencia exterior en asuntos internos españoles, a la que se ha doblegado Zapatero, callando que son todos los países de la UE los que están adoptando las mismas medidas de austeridad que España. Incluso en Italia se da la ironía de que Berlusconi ha tenido que presentar una ley contra el fraude fiscal.
En fin, ya se verá cómo continúa la historia, porque el PSOE se ha quedado solo en el gobierno, con un único voto de diferencia. Rajoy tiene razón al temer elecciones anticipadas porque la situación con la que se va encontrar, siguiendo las directivas de la UE, no es para despertar entusiasmos. Existe un alto grado de verosimilitud de que el electorado español, demagógicamente bombardeado por los medios de propaganda del PP, elija al Partido Popular, es decir, a Rajoy como recambio para un presidente del Gobierno socialista, desgastado por las desagradables medidas que ha de adoptar en contra de sus convicciones. Creerá el electorado, como machaca la derecha, que Zapatero ha llevado al país a la ruina y que sólo el PP, con la política social –de boquilla- que ha defendido en el Congreso, podrá dar marcha atrás “hacia el bienestar perdido por culpa del PSOE”. Si, efectivamente, el PP ganara las elecciones, se va a enterar la sociedad española de lo que vale un peine, empezando por el propio Mariano Rajoy.
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