Ahora sí. Desde que la UE ha marcado al presidente del Gobierno español las pautas que ha de seguir en su plan de austeridad y recuperación económica, el superman del PP, Mariano Rajoy, anuncia que ahora sí que está dispuesto a apoyar al Gobierno, pero sólo si hace bien sus deberes. Uno se pregunta, ¿qué clase de soberbia embarga al jefe de la oposición, para creer que sólo con su apoyo se va a solucionar el problema de España o, dicho en otros términos, que calificación tiene Rajoy y su equipo para enmendarle la plana a Zapatero y sus colaboradores (colaboradoras)?
En el fondo, Rajoy, que siente pánico de ocupar el puesto de Zapatero en las actuales circunstancias, lo que quisiera es que el Gobierno socialista enderece la situación para luego instalarse él en La Moncloa (quizá hablaba prematuramente de Cospedal cuando expresaba el deseo-orden de que Zapatero “se vaya a casa”, a su casa particular, que deje La Moncloa para su nuevo inquilino, Rajoy). Lo demás ya lo sabemos: todo lo que haga mal el PP será por culpa de Zapatero, la “herencia socialista”)
Mientras Rajoy está montado en su NO, su artillería mediática hostiga cada vez más a Rodríguez Zapatero y su gabinete. Es un bombardeo que nos recuerda los años en que la derecha más recalcitrante bombardeaba sin cesar a La Moncloa, cuando era su inquilino Felipe González. Lo consiguieron y ya vimos el gobierno de Aznar. Pero Zapatero nunca habló de la herencia del PP. Cuestión de estilo o de talante,
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