Mucha prisa tiene el juez Varela por sentar a su colega Baltasar Garzón en el banquillo de los acusados, cuando ha señalado el juicio oral contra el juez instructor inmediatamente después del anuncio de la intención de éste de trasladarse por siete meses al Tribunal Penal Internacional de La Haya. Luego intervendrá el Consejo General del Poder Judicial para decir la última palabra en cuanto al futuro del juez Garzón. Varela quiere juzgar a Garzón y excluirle de la carrera judicial por haber querido éste investigar los crímenes del franquismo. La acusación: prevaricación. Para que el cepo sea más seguro Varela tiene otros dos juicios por prevaricación contra el juez Garzón. Uno por unos honorarios supuestamente cobrados tras una conferencia en Estados Unidos y el otro –y ahí está la madre del cordero- por haber presuntamente ordenado escuchas telefónicas de los abogados del caso de corrupción en el PP, Gürtel, con sus defendidos.
Así, pues, la salida de Baltasar Garzón a La Haya está pendiente de un hilo. Tal vez, el juez Varela ordene que entregue su pasaporte y DNI para que no pueda salir de España. Tal como están las cosas, quién sabe. Si Garzón pudiese llegar a La Haya, sería una jugada perfecta si pudiera gestionar que se juzgue a Franco y sus crímenes en el Tribunal Penal Internacional.
Por lo demás, el magistrado Varela se pone él mismo en evidencia cuando agradece que ciudadanos ejerzan la acusación popular cuando el Fiscal se niega a acusar por no ver delito por parte alguna. Los ciudadanos a los que se refiere Varela son del pseudosindicato Manos Limpias, organización de extrema derecha, emanada de la violenta Fuerza Nueva del fascista Blas Piñar.
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