España necesita un partido conservador
La artillería mediática del PP dispara ahora furiosamente contra el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) porque éste ha constatado en un sondeo de opinión que el Partido Popular ha caído un punto en su popularidad frente al PSOE y que la imagen de Mariano Rajoy está por los suelos. Parece ser que Rajoy se ha pasado varios pueblos diciendo que no a todo lo que dice o hace el Gobierno. Ahora que la Unión Europea ha marcado algunas pautas a España en su proceso de recuperación económica, el líder de la negación parece ser que quiere subirse al carro de las “decisiones” para apuntarse el tanto de que el PP ha venido siempre diciendo lo mismo que ahora ha expuesto Bruselas.
Para que España tenga una auténtica democracia sería precisa la existencia de un verdadero partido conservador. Los conservadores coinciden con la izquierda en presuponer como un hecho indiscutible que se vive en una democracia. En España no podemos decir lo mismo. El partido de las gaviotas (¿sabían ustedes que la gaviota es un ave muy agresiva?) tendría que echar mucho lastre ultraderechista por la borda, para pasar de ser un partido demofranquista a un partido conservador asimilable a los demás partidos democráticos del espectro parlamentario europeo. Para ser conservador no basta con haber sido aceptado por la convención de partidos conservadores europeos. Hace falta cambiar el rumbo y el carácter. El PP, por ejemplo en el escandaloso proceso contra el juez Garzón- que ahora se toma unas “vacaciones” de siete meses como asesor del Fiscal del Tribunal de La Haya (el último exiliado del franquismo, dice Iñaki Gabilondo- echa en cara a la izquierda ingerencia en el poder judicial. Pero el PP tiene gran influencia en el sector derechista de la judicatura, aunque en España hay muchos excelentes jueces y fiscales independientes. ¿En qué democracia vivimos? En España gobierna por ahora la izquierda, pero el poder lo sigue teniendo la derecha posfranquista.
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