martes, 25 de octubre de 2011

Tema de hoy: Tiempo y ciencia




Cuántas veces se equivocan los “hombres” y “mujeres” del tiempo. Nos pronostican un día soleado, apacible, primaveral y nos vemos sorprendidos por horrorosos aguaceros, huracanes, granizo e incluso nieve. O al revés: nos preparamos para soportar un tiempo de todos los demonios y nos hallamos con el regalo de un día casi veraniego.

Pero la culpa no es de los meteorólogos, que buscan incansablemente la manera de prever el tiempo a corto y largo plazo y frecuentemente tienen éxito con sus predicciones. La causa radica en el propio tiempo, que sigue sus leyes, principalmente la casualidad. Una pequeña variación de la temperatura, del viento o de la presión atmosférica basta para que se origine un cambio radical, que a veces puede tener catastróficas consecuencias: huracanes, tornados, “diluvios universales” con millares de víctimas.

El tiempo es un ejemplo de lo limitado de la fiabilidad de la ciencia. Los científicos ponen hoy en tela de juicio la que se consideraba teoría axial de la relatividad, de Einstein. La ciencia se equivoca porque es humana. Pero para mí la ciencia está por encima de todo. Yace en la naturaleza del ser humano inteligente investigar, buscar el porqué de nuestra circunstancia. Pero si la ciencia acierta, digamos, en un 30 por ciento de los casos, ¡qué triunfo para la humanidad! Pensemos en las vacunas y medicamentos hallados por los científicos contra enfermedades que otrora se consideraban incurables. Para un buen investigador, el fracaso es sólo un nuevo comienzo. No sólo en la medicina, en todos los campos de nuestra existencia, la ciencia, salvo la destructiva, mejora sustancialmente la calidad de nuestras vidas.

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