En el caso muy probable de que el PP gane los comicios del 20-N, ¿qué hará con la llamada Ley de la Memoria histórica? Tal vez será abolida, como otras leyes, en especial en el terreno de la Educación, promulgando otras más favorables para la Iglesia católica. Florecerán los colegios religiosos (católicos privados) en detrimento de la enseñanza pública. Ya vemos la política que está siguiendo, acompañada de huelgas de enseñantes y estudiantes, la muy respetable señora Esperanza Aguirre, presidenta de la comunidad madrileña.
Pero volvamos a lo de la memoria histórica. Las autoridades no tienen derecho a prohibir o impedir que familiares de republicanos asesinados en la posguerra por los nacionales busquen los restos mortales de sus seres queridos. Con ello no se reabren viejas heridas, a lo sumo se apela a las conciencias dormidas de los hijos y nietos de los franquistas. Tal vez alguno de ellos milite en el PP y sea un demócrata de toda la vida.
Los allegados de las víctimas pueden también consolarse pensando que los seres queridos viven en nuestra mente. Esto es más importante que convertir los restos en reliquias, aunque también es comprensible que algunas personas quieran tener esos restos en el cementerio familiar y no en cualquier cuneta de cualquier carretera de nuestro país. En una democracia, los ciudadanos que buscan los restos de sus parientes asesinados, tienen derecho no sólo a la tolerancia, sino a la ayuda activa de las autoridades.
¿Llegará hasta ahí la sensibilidad del PP?
No hay comentarios:
Publicar un comentario