En una de sus ya famosas intervenciones, el señor Pons, uno de los portavoces del PP, vino a decir que “sólo a un idiota se le ocurriría votar PSOE, más de lo mismo”. Por el revuelo que se armó, el señor Pons tuvo que matizar sus palabras a modo de disculpa. Según parece ni Mariano Rajoy estuvo conforme con la expresión. No puedo figurarme que las encantadoras, pero peligrosas, Soraya Sáenz de Santa María y María Dolores de Cospedal llegaran a ese extremo para expresar su rechazo al PSOE. Habría que imaginarse que José Blanco dijera que sólo los descerebrados votarán al PP.
En la democracia española aún no existe la cultura de los partidos políticos. Una mayoría sigue viendo en los demás partidos a enemigos, en vez de adversarios. Al adversario se le gana la partida, pero no se le odia. En círculos del PP existe auténtico odio al PSOE; un odio que va más allá de la dura crítica por los errores que haya podido cometer el gobierno socialista. En realidad, el PP está en campaña electoral desde el mismo día en que juró el cargo José Luis Rodríguez Zapatero.
El pasado domingo oí por la radio a un representante del PP que explicaba la trayectoria que seguía su partido: “hacia el centro izquierda”. Cuando la derecha se apodera del discurso político de la izquierda surge el populismo, que luego es difícil de controlar.
En la democracia española aún no existe la cultura de los partidos políticos. Una mayoría sigue viendo en los demás partidos a enemigos, en vez de adversarios. Al adversario se le gana la partida, pero no se le odia. En círculos del PP existe auténtico odio al PSOE; un odio que va más allá de la dura crítica por los errores que haya podido cometer el gobierno socialista. En realidad, el PP está en campaña electoral desde el mismo día en que juró el cargo José Luis Rodríguez Zapatero.
El pasado domingo oí por la radio a un representante del PP que explicaba la trayectoria que seguía su partido: “hacia el centro izquierda”. Cuando la derecha se apodera del discurso político de la izquierda surge el populismo, que luego es difícil de controlar.
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