El pasado lunes¸17 de octubre, el secretario general de la ONU, Kofi Annan; Jonathan Powell, jefe de gabinete del ex primer ministro británico Tony Blair; el líder del Sin Feinn, (brazo político del ex Ira, Gerry Adams; el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern; la ex primera ministra noruega Gro Harlem Bruntland y el ex ministro de Interior y Defensa de Francia, Pierre Joxe, participaron en una conferencia sobre el fin del terrorismo, organizada por Lokarri (“Red Ciudadana por el Acuerdo, la Consulta y la Reconciliación”) y otros cinco organismos, entre los que, al parecer, estaba también representada la izquierda abertzale.
Hubo voces críticas o desconfiadas que lanzaban la sospecha de que con la conferencia ETA quería revalorizarse. Pero en la tarde del 20 de octubre, la televisión 6 sorprendía a sus televidentes con una noticia: “el compromiso firme de ETA del cese definitivo de su acción armada”. Seguía después un comunicado de ETA, con la conocida parafernalia de la banda terrorista, reafirmando la noticia. Mientras la 6 nos transmitía lo que bien podría ser la noticia histórica, La 1, la televisión pública, continuaba con su programación normal, Gente, como si aquí no hubiese pasado nada.
Con ETA hay que tener mucho cuidado y no dejan de tener razón los que aconsejan prudencia y echan de menos que ETA no hable de rendición y entrega de las armas después de más de 40 años de terror. Pero ETA tiene que procurarse un “final honroso”, si piensa en los 800 presos etarras.
En su comunicado, la organización terrorista pedía a Francia y España un diálogo sensato para solucionar el problema vasco, que ETA se había arrogado representar. Hasta ahora, ETA no ha logrado ninguno de sus objetivos. Su rastro es el de una lista interminable de muertos. Su huella en Euskadi, el miedo y el rechazo de la mayoría de la sociedad vasca.
El mérito, si acaba definitivamente, les corresponde al magnífico trabajo de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la policía francesa, así como de la buena coordinación judicial y, no por último, al diálogo entre Madrid y Paris.
Hubo voces críticas o desconfiadas que lanzaban la sospecha de que con la conferencia ETA quería revalorizarse. Pero en la tarde del 20 de octubre, la televisión 6 sorprendía a sus televidentes con una noticia: “el compromiso firme de ETA del cese definitivo de su acción armada”. Seguía después un comunicado de ETA, con la conocida parafernalia de la banda terrorista, reafirmando la noticia. Mientras la 6 nos transmitía lo que bien podría ser la noticia histórica, La 1, la televisión pública, continuaba con su programación normal, Gente, como si aquí no hubiese pasado nada.
Con ETA hay que tener mucho cuidado y no dejan de tener razón los que aconsejan prudencia y echan de menos que ETA no hable de rendición y entrega de las armas después de más de 40 años de terror. Pero ETA tiene que procurarse un “final honroso”, si piensa en los 800 presos etarras.
En su comunicado, la organización terrorista pedía a Francia y España un diálogo sensato para solucionar el problema vasco, que ETA se había arrogado representar. Hasta ahora, ETA no ha logrado ninguno de sus objetivos. Su rastro es el de una lista interminable de muertos. Su huella en Euskadi, el miedo y el rechazo de la mayoría de la sociedad vasca.
El mérito, si acaba definitivamente, les corresponde al magnífico trabajo de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la policía francesa, así como de la buena coordinación judicial y, no por último, al diálogo entre Madrid y Paris.
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