Hace poco más de tres décadas, los observadores extranjeros se deshacían en elogios de cómo habían solucionado los españoles el paso de una dictadura apenas sin violencia. No olvidemos la masacre de los abogados laboralistas en Atocha ni las diversas intrigas de militares franquistas para recuperar el poder, siendo la más grave el abortado golpe de Estado del 23-F en el Congreso de los Diputados, que se cerró positivamente para la democracia gracias a la intervención del rey Juan Carlos, jefe supremo de las fuerzas armadas.
A vista de pájaro, la nueva democracia española (ya no tan nueva, que no recoja vicios de las más veteranas) parece un paraíso. Pero a vista humana, vemos que al igual que la democracia en general, nuestra democracia también precisa reformas. Esta es la premisa que mueve a “Los Indignados”, que acaban de celebrar su primer aniversario. El 15-M ha demostrado que aún sigue vivo su espíritu de cambiar todos los defectos en nuestro sistema, figurando en primer lugar el paro y la Educación, que machacan muy sensiblemente a los jóvenes. Pero también el 15-M se indigna por los demás parados y la situación general en España. Los políticos harán muy bien en escucharlos, pues también en ellos son precisas reformas. Sobre todo se exige eficiencia y que la política no sea una fuente de enriquecimiento.
Para ser eficaces, el movimiento 15-M tendría que crear infraestructuras para formar un partido político, ese partido que sirva en el Congreso de bisagra entre los dos grandes partidos PP y PSOE. El 15-M ya ha saltado a otros países, incluso a EE UU. En Alemania se llaman “Los piratas” y en las elecciones regionales del pasado fin de semana en Renania del Norte/Westfalia han conseguido entrar en el Parlamento, pisándole los talones a los demoliberales (FDP) y a Los Verdes, los tradicionales partidos-pinza en Alemania.
Por cierto, Los Verdes son un movimiento ecologista y social, muy denostado por casi todos los partidos del "Bundestag" a finales de los años 70, que consiguió entrar en el Parlamento alemán en 1983 y que desde entonces se ha convertido en un partido muy respetable y respetado que ha formado parte de muchos gobiernos en la RFA. Además, sus ideas, por aquel entonces innovadoras y calificadas por la derecha como poco realistas o visionarias, forman parte hoy en día de los programas de todos los partidos políticos alemanes. Algo así necesitaría también España.
Desde luego, como no suceda algo que pare esta angustiosa situación, aquí va a ocurrir algo muy grave. No es normal que estemos a la merced de los llamados "mercados", de la banca, de la patronal y que al gobierno y a la prensa más reaccionaria no se les ocurra otra cosa mejor que colgarles a los indignados la etiqueta de radicales de izquierda o anarquistas. Lo que tendrían que hacer es tener en cuenta muchos de sus planteamientos que no son, precisamente, peregrinos.
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