jueves, 3 de mayo de 2012

Tema de hoy: El tiempo tramposo



Por no creer, no creo ni en el tiempo. Es lo segundo en que no creo, después de lo “espiritual”. No creo tampoco en la sabiduría de los campesinos que se orientan para sus labores agrícolas por el color del cielo o el brillo de la luna y las estrellas, como los marinos. Los refranes populares aciertan en un 1 por ciento. Los aceptamos porque huelen a hogar y a la solidaridad de los trabajadores en torno a unos gazpachos manchegos. Vox populi. Yo lo traduciría al castellano como “la voz de los ignorantes”. Ojo. De los ignorantes del tiempo, no de la vida, de este curioso fenómeno que vivimos sin saber cómo ni cuándo.

El pueblo no es sabio como dicen aquellos que se aprovechan del pueblo, los populistas, para engañarlo, expoliarlo, tiranizarlo y vivir opíparamente a su costa. Esto viene sucediendo desde la edad de las cavernas. Para muchos, los cavernícolas, siguen existiendo hoy y viven en monumentales “chalets” o palacios adquiridos gracias al estúpido pueblo, que, curiosamente, aclama o elige a sus opresores y tiranos. Para muchos políticos derechistas e izquierdistas lo bueno de las elecciones es que se pueden hacer con el poder sin tener que pegar ni un solo tiro. En sí, esto ya es una ventaja más de la democracia.

Pero yo no quería hablar hoy de política. Quiero hablar del tiempo en España. Llevo ya una temporada en esta zona del Levante y desde hace ya unos meses llueve, graniza, hiela y nieva en casi toda España, mientras que aquí, salvo un par de gotas sueltas en días imprevistos, brilla un sol cegador y no se atisba ni aunque sea una nubecilla alta. ¿Tiene la culpa TVE, que según el PP miente en favor del PSOE? Pronto lo veremos cuando el partido de las gaviotas, aves rapaces, se lance a fondo para convertir a TVE en un dechado de información democrática. No, “el hombre (mujer) del tiempo” no tiene la culpa. Todavía, pese a lo más sofisticados instrumentos, es muy difícil predecir la situación atmosférica a medio o largo plazo. Las corrientes de aire caliente y de aire frío son imprevisibles. Ciclones y anticiclones. Quizá estos microclimas en la costa mediterránea, que se burlan de los informativos meteorológicos, sean la excepción.

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