¿Conocen ustedes las diferentes expresiones peyorativas que se utilizan para describir a alguien, cuyo corazón late a la izquierda pero, del que se presupone, que lleva su cartera y sus tarjetas de crédito bien colocadas en el bolsillo derecho de la chaqueta?
Pues bien, vamos a dar un repaso por los diversos vocablos que aparecen con regularidad en algunos medios de la prensa “carca” para referirse a alguien supuestamente perteneciente a la “gauche divine” (izquierda divina) y ya de paso, para aquellos que no lo sepan, puesto que esta voz está un poco anticuada, explicaremos también este término.
“Radical-chics” (Italia, EE.UU.); “smoked salmon socialists” (socialistas de salmón ahumado, Irlanda); “esquerda caviar” (Portugal, Galicia); "Esquerra caviar" (Cataluña); “limousine liberals” (liberales de limusina, EE.UU.); “champagne socialists (socialistas de Champagne, Inglaterra), “gauche champagne o gauche caviar” (izquierda champán o izquierda caviar, Francia); “izquierda caviar” o “caviares”, “socialistas de salón”, “revolucionarios de café”, “progres” o “giliprogres”, “pijoprogres” (España, América latina) son las expresiones más comunes que podemos leer en los periódicos nacionales y extranjeros para definir despectivamente a ese grupo de personas.
En cuanto a la “gauche divine” (se eligió la traducción francesa porque sonaba mejor que “izquierda divina”) se trataba de un movimiento de los años 60 y 70 del siglo pasado. Eran intelectuales y artistas de la izquierda barcelonesa, en su mayoría provenientes de clases burguesas a altas, o sea “hijos de papá”. Entre ellos se encontraban escritores y poetas, arquitectos, cantautores, editores, actores y directores de cine. Los nombres que más nos suenan todavía hoy son: José María Carandell, Terenci Moix, Rosa Regàs, Óscar Tusquets, Ricardo Bofill, Guillermina Motta, Raimón, Joan Manuel Serrat, como Jorge Herralde, Esther Tusquets, Beatriz de Moura, Gonzalo Herralde, Vicente Aranda, Oriol Regàs y El Perich, por no nombrar más que unos cuantos.
Este movimiento desapareció poco antes de la muerte de Franco, aunque hay que decir en honor de la verdad que sus componentes no se han cambiado hasta hoy la chaqueta y siguen siendo fieles a su ideología a pesar de su condición social y de haber triunfado en la vida.
Sobre el tema “socialistas de caviar”, precisamente ayer, brujuleando en internet, encontré un reciente e interesante artículo, que se refiere precisamente al tema que hoy nos ocupa y que les reproduzco parcialmente a continuación. El comentario en cuestión apareció en el diario peruano Cambio 16. Lo firma el Dr. Pablo Quintanilla, Doctor en filosofía por la Universidad de Virginia y M.A (Master of Arts, o sea Licenciado) por la Universidad de Londres. El Sr. Quintanilla es autor de numerosos libros y en la actualidad profesor principal y decano de Estudios Generales Letras en la Universidad Católica del Perú. Dice así:
“La palabra caviar fue acuñada a principios de los ochenta en Francia, durante el gobierno de François Mitterrand, básicamente por los sindicalistas y comunistas franceses. Estos veían con cierta sospecha e incomodidad —y probablemente con algo de envidia— que un grupo de entonces jóvenes intelectuales, con muy buena formación universitaria y de procedencia burguesa, tuviera el atrevimiento de considerarse de izquierda, algo que, según los comunistas, solo ellos podrían ser: gente del pueblo trabajador.
Para el determinismo histórico de la ortodoxia marxista, el ser social determina la conciencia social, con lo cual resulta inauténtico que se considere de izquierda a alguien que no pertenece al proletariado. Un joven y fino intelectual de izquierda sería un bobó, contracción de bourgeois-bohème, o un caviar.
A esos intelectuales se les acusaba de atribuirse a sí mismos una mayor conciencia política o responsabilidad social, dada su formación intelectual, y un cierto, aunque nunca reconocido, desdén por el proletariado poco educado. Algunos de estos célebres caviares, egresados del exclusivo colegio Henri IV de París, fueron ministros de Mitterrand, como Laurent Fabius, Jacques Lang y el ahora célebre Dominique Strauss Kahn.
Es interesante que la acusación de caviar procediera de una ultraizquierda poco sofisticada intelectualmente y celosa de la preparación intelectual de los supuestos caviares. Más interesante aún es que el calificativo de caviar presuponga, de parte de quien lo emplea, una concepción marxista ortodoxa de la historia según la cual hay incompatibilidad entre proceder de los sectores burgueses y tener un pensamiento progresista”.
Hasta aquí la opinión del Dr. Quintanilla, a la que yo no tengo nada que añadir.
Margarita Rey
Pues bien, vamos a dar un repaso por los diversos vocablos que aparecen con regularidad en algunos medios de la prensa “carca” para referirse a alguien supuestamente perteneciente a la “gauche divine” (izquierda divina) y ya de paso, para aquellos que no lo sepan, puesto que esta voz está un poco anticuada, explicaremos también este término.
“Radical-chics” (Italia, EE.UU.); “smoked salmon socialists” (socialistas de salmón ahumado, Irlanda); “esquerda caviar” (Portugal, Galicia); "Esquerra caviar" (Cataluña); “limousine liberals” (liberales de limusina, EE.UU.); “champagne socialists (socialistas de Champagne, Inglaterra), “gauche champagne o gauche caviar” (izquierda champán o izquierda caviar, Francia); “izquierda caviar” o “caviares”, “socialistas de salón”, “revolucionarios de café”, “progres” o “giliprogres”, “pijoprogres” (España, América latina) son las expresiones más comunes que podemos leer en los periódicos nacionales y extranjeros para definir despectivamente a ese grupo de personas.
En cuanto a la “gauche divine” (se eligió la traducción francesa porque sonaba mejor que “izquierda divina”) se trataba de un movimiento de los años 60 y 70 del siglo pasado. Eran intelectuales y artistas de la izquierda barcelonesa, en su mayoría provenientes de clases burguesas a altas, o sea “hijos de papá”. Entre ellos se encontraban escritores y poetas, arquitectos, cantautores, editores, actores y directores de cine. Los nombres que más nos suenan todavía hoy son: José María Carandell, Terenci Moix, Rosa Regàs, Óscar Tusquets, Ricardo Bofill, Guillermina Motta, Raimón, Joan Manuel Serrat, como Jorge Herralde, Esther Tusquets, Beatriz de Moura, Gonzalo Herralde, Vicente Aranda, Oriol Regàs y El Perich, por no nombrar más que unos cuantos.
Este movimiento desapareció poco antes de la muerte de Franco, aunque hay que decir en honor de la verdad que sus componentes no se han cambiado hasta hoy la chaqueta y siguen siendo fieles a su ideología a pesar de su condición social y de haber triunfado en la vida.
Sobre el tema “socialistas de caviar”, precisamente ayer, brujuleando en internet, encontré un reciente e interesante artículo, que se refiere precisamente al tema que hoy nos ocupa y que les reproduzco parcialmente a continuación. El comentario en cuestión apareció en el diario peruano Cambio 16. Lo firma el Dr. Pablo Quintanilla, Doctor en filosofía por la Universidad de Virginia y M.A (Master of Arts, o sea Licenciado) por la Universidad de Londres. El Sr. Quintanilla es autor de numerosos libros y en la actualidad profesor principal y decano de Estudios Generales Letras en la Universidad Católica del Perú. Dice así:
“La palabra caviar fue acuñada a principios de los ochenta en Francia, durante el gobierno de François Mitterrand, básicamente por los sindicalistas y comunistas franceses. Estos veían con cierta sospecha e incomodidad —y probablemente con algo de envidia— que un grupo de entonces jóvenes intelectuales, con muy buena formación universitaria y de procedencia burguesa, tuviera el atrevimiento de considerarse de izquierda, algo que, según los comunistas, solo ellos podrían ser: gente del pueblo trabajador.
Para el determinismo histórico de la ortodoxia marxista, el ser social determina la conciencia social, con lo cual resulta inauténtico que se considere de izquierda a alguien que no pertenece al proletariado. Un joven y fino intelectual de izquierda sería un bobó, contracción de bourgeois-bohème, o un caviar.
A esos intelectuales se les acusaba de atribuirse a sí mismos una mayor conciencia política o responsabilidad social, dada su formación intelectual, y un cierto, aunque nunca reconocido, desdén por el proletariado poco educado. Algunos de estos célebres caviares, egresados del exclusivo colegio Henri IV de París, fueron ministros de Mitterrand, como Laurent Fabius, Jacques Lang y el ahora célebre Dominique Strauss Kahn.
Es interesante que la acusación de caviar procediera de una ultraizquierda poco sofisticada intelectualmente y celosa de la preparación intelectual de los supuestos caviares. Más interesante aún es que el calificativo de caviar presuponga, de parte de quien lo emplea, una concepción marxista ortodoxa de la historia según la cual hay incompatibilidad entre proceder de los sectores burgueses y tener un pensamiento progresista”.
Hasta aquí la opinión del Dr. Quintanilla, a la que yo no tengo nada que añadir.
Margarita Rey
SEGURO QUE NO ME EQUIVOCO AL PENSAR QUE USTEDES TAMBIEN PERTENECEN A LA IZQUIERDA CAVIAR
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