miércoles, 2 de mayo de 2012

Leído en la Prensa: Coge el dinero y corre


Sabíamos que Sarkozy estaba con la pasta. Lo que desconocíamos es dónde residía. Mi hermano Alcántara asegura que el dinero es un cobarde, y Ramón Gómez de la Serna lo consideraba un vagabundo, que no para quieto en ninguna parte. Al fin, los británicos han dado con su paradero. Creen que huye de Francia y que uno de los lugares escogidos es Londres. Ahí estaba la pasta de Gadafi y su extinta familia y están los diamantes de sangre de El-Asad, invertidos en lujosos inmuebles londinenses.

El impacto potencial de las políticas de 'salud financiera' de Hollande se interpreta como un 'à tout à l'heure' (hasta pronto). Desde la flema británica, The Times saluda como Bogart a los ricos, utilizando su idioma en 'el principio de una hermosa amistad'. «Estamos listos para recibiros, y os decimos: 'bienvenue'. Os esperamos con los 'bras abiertos' (sujetadores abiertos)». Traducción libre de la palabra inglesa 'bras' que equivale a la que en francés significa 'brazos'. El Gobierno español traduce con esa misma idea la amnistía fiscal y el deseo de recibir gentilmente a lo que llegue, con Dios sabe qué, completamente abierto.

El fantasma de la izquierda sopla las velas de la clase adinerada francesa en busca de climas más acogedores. Y Hollande no reprime sus antipatías: «A mí no me gustan los ricos». Aunque también avisa de que «escaparán, pero no se pueden esconder porque renegociaremos los tratados sobre impuestos recíprocos». Como más claros paraísos, se apunta a Bélgica, Luxemburgo, Suiza y Mónaco. Bruselas destaca entre los exilios dorados, y ya los franceses le llaman el '21 barrio de París'. Londres, donde ya existe una pujante comunidad gala, se constituye en 'delicatessen' para los acaudalados a la fuga. Allí no hay temor a la burbuja inmobiliaria.

En un reportaje de la BBC, en Mónaco se revela una tracción parecida, con el atractivo de que el principado está libre de impuestos. Un piso de 4 habitaciones, con vistas al Palacio y la bahía, cuajada de yates de lujo, se vende por 174 millones de euros. El agente inmobiliario reconoce que la mitad del precio lo constituye el paisaje. Un vendedor de yates, a la pregunta de cuánto necesitaría para hacerse con uno de los palacios flotantes del puerto monegasco, responde: unos 500 millones. Para mi tranquilidad, un magnate admitía que con 16 millones en el banco se puede aspirar a vivir en Mónaco modestamente aunque, «con algunos momentos felices».

Mientras Hollande ahuyenta a los ricos, Sarkozy hace lo propio con los inmigrantes. No se le puede aplicar el poema beatnik «tú eres bueno porque llevas una buena vida», cuando parece capaz de cualquier cosa para seguir llevándola. Ya no hace ni siquiera guiños a la ultraderecha. Se ha quedado mirándola con tanta fijeza que hasta los suyos se lo reprochan. Raffarin, ex primer ministro, le ha pedido que sea más humano. Y algunos diputados de su partido han mostrado su preocupación al ver que 'corre' detrás de Le Pen. Él contesta llamando hipócrita a todo el que no entiende el temor de los franceses a que los extranjeros quieran robarle a Francia su identidad. Parece que a los ricos es lo único que pueden robarles. Y a esa, no se le conoce domicilio.

Fuente: La Voz Digital (lazvozdigital.es) – Edición Jerez
Autor: José Luís Peñalva

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