Irlanda cerrará en diciembre su Embajada en el Vaticano. El primer ministro irlandés, Enda Kenny, es católico practicante.
El ministro de Asuntos Exteriores, Eamon Gilmore, ha aducido que la medida se debe a los necesarios recortes presupuestarios y la disminución del gasto público. También será cerrada la Embajada en Irán. La Embajada en la “Santa Sede” cuesta 800.000 euros anuales.
La situación de la Iglesia católica en Irlanda es muy similar a la de la Iglesia católica española. El catolicismo es mayoritario en ambos países, donde reclama un trato preferencial respecto a las otras religiones. Pero las cifras engañan. En la catolicísima Irlanda sólo uno de cuatro católicos asiste a los oficios religiosos.
Por otra parte, en la sociedad irlandesa persiste el malestar por los abusos sexuales perpetrados por curas con menores de edad. Especialmente indigna que los pederastas no hubiesen sido sancionados, sino ascendidos, para retirarlos de la atención pública.
Cualquier medida respecto a la Iglesia católica o el Vaticano, adoptada por Zapatero, que hasta ahora ha sido amedrentado por el clero, hubiese sido de todas formas efímera. Con un triunfo del PP, la Iglesia católica española, secular problema de España, volvería a campar, fortalecida, por sus respetos, Rajoy volvería a conceder los privilegios y las subvenciones al altar y ayudaría a que la Iglesia monopolizara la Educación y con ello, la indoctrinación de los estudiantes, cuya mayoría no está por la labor.
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