miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pincelada: Don Juan Tenorio






Les aseguro que tenía programado otro tema para hoy, pero ayer tarde leí un artículo de opinión en el periódico “La Verdad”, firmado por Alejandro Ruíz y titulado “El reflejo de Don Juan”. Me pareció tan certero, tan sumamente actual que he sido incapaz de no compartirlo con ustedes. Dice así:

“Ayer recordé con añoranza el Tenorio que antiguamente solía emitir Televisión Española en la noche de difuntos. La cita televisiva con Don Juan era obligatoria en la fiesta de todos los Santos, cuando se celebra el tránsito a mejor vida de los que ya han dejado este valle de lágrimas. A falta de otras cosas, 'Estudio 1' embaucaba a toda la familia, niños y mayores, con la apuesta de Don Juan y Don Luis Mejía para ver «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año» y «quien de los dos se batía en más duelos y quien seducía a más doncellas», en aquella única cadena de televisión en blanco y negro, donde los programas de teatro, interpretados por magníficos actores, ocupaban un lugar privilegiado en nuestros hogares.

Aquél recuerdo me llevó necesariamente a pensar que el Don Juan canalla, ruin, miserable, mezquino, granuja, sinvergüenza, amoral y libertino, representa ya, sin fisuras, al español eterno que, resignado a la decadencia política y económica y desengañado de cualquier fantasía de ideales colectivos por los que luchar, se ha abandonado irremisiblemente a la vorágine del individualismo y la trasgresión de los valores colectivos.

Si vivieran hoy, probablemente los viejos autores volverían a escribir las mismas obras, mostrándonos el reflejo irónico de nuestra sociedad con personajes idénticos, que preservarían los mismos vicios y actitudes ancestrales. La escasa reflexión de nuestros planteamientos que nos sigue animando a tomar decisiones impulsivas. La juerga y la fiesta como tarjeta de presentación. El ruido nuestro DNI. En España triunfa el hipócrita, el aprovechado, el vividor, el ignorante, el listillo y el pícaro. La razón no la tiene quien invoca la verdad, sino el que más grita. Rojas volvería a escribir 'La Celestina' y Quevedo 'El buscón'. Sin duda.

El caso de la colza, el GAL, el caso Naseiro, el caso PSV, Ormaechea, Filesa, Malaya, los falsos EREs, las tramas urbanísticas de Ayuntamientos, el caso Gürtel, el caso Matas, el caso Palau, el caso Pretoria, los aeropuertos fantasma, las Cajas de Ahorro, la proliferación de cargos e instituciones, la general cultura del pelotazo, el ladrillazo y la subvención, la degradación de la clase política a niveles ínfimos de formación y cultura, los muertos de ETA, el chantaje nacionalista, la nula democracia interna de los partidos, la sumisión al poder de los sindicatos, la galopante crisis económica, los cinco millones de parados y, en conclusión, la general perversión del sistema democrático, habrían llevado hoy a Zorrilla a escribir la misma obra. Definitivamente, Don Juan refleja nuestra imagen individualista, prepotente, agresiva, intolerante, egoísta y falta de valores morales, éticos y cívicos.

Estaba yo en estas reflexiones cuando se me acerca un niño y me dice: Truco o trato. La madre que te parió, le contesté.”

Fuente: La Verdad – Opinión - El Replicante –
Autor: Alejandro Ruíz

Mi comentario: El autor ha dado en el clavo. Desgraciadamente, España sigue siendo y será (a menos que nuestra sociedad dé un vuelco total, lo que es, a mi parecer, bastante improbable en un futuro próximo) un país repleto de gente incívica e insolidaria que vive a su aire y le importa un bledo lo que le ocurre a su vecino, bajo el lema: “Mientras vaya yo caliente….” Lo malo es que, en los tiempos que corren, la suerte del vecino puede convertirse en epidemia, pillarnos desprevenidos y contagiarnos cuando menos nos lo esperamos (no en vano hemos superado ya los cinco millones de parados). ¿Y después, qué?

Todavía estamos a tiempo de cambiar el chip y recobrar algunos valores en desuso: honradez, humildad, austeridad y ganas de luchar y trabajar para labrarnos un futuro mejor. En contraposición, aparcaremos (o mejor todavía, nos olvidaremos) de todos esos falsos dioses inculcados por los ideólogos de la sociedad de consumo que nos han llevado a la catástrofe que estamos viviendo: codicia, consumismo y ese afán por aparentar más de lo que somos.

Por mucho que PP y PSOE quieran hacernos creer que ellos cambiarán el rumbo de nuestra Economía, gane quien gane las próximas elecciones generales, España está con un pie en el abismo, pero la Unión Europea no está mucho mejor. Y si no me creen, lean los últimos comentarios en la prensa después de que Grecia haya anunciado su decisión de supeditar a un referéndum la aplicación del segundo plan de rescate aprobado la semana pasada por los líderes europeos. Si no “reconvertimos” nuestros hábitos y, especialmente, nuestra manera de pensar, no seremos jamás capaces de superar esta gravísima crisis.

En tiempos no tan lejanos, la guerra hubiese sido, desgraciadamente, una salida para solucionar tan angustiosa situación. Ahora, que hemos trasladado los conflictos bélicos a otros países, parece que hemos perdido el norte. Un norte que necesitamos tener cada vez más presente en los tiempos difíciles que vivimos y en los que se avecinan, que tienen todos los visos de ser todavía peores.
Margarita Rey

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