Ya el año pasado pudimos leer, oír y ver en todos los medios de comunicación la casi increíble noticia de que un bar-restaurante de un pintoresco pueblo de la provincia de Teruel sorteaba una megacesta de Navidad valorada en 100.000 Euros. Nos estamos refiriendo al Bar Mariano y Manolo de Calamocha, regentado por Mariano Sanz y Manolo Hernández, quienes, como aliciente para su clientela y para dar publicidad a su local, empezaron hace 35 años con el sorteo de tradicionales cestas de Navidad en la que se incluían también televisores.
Con el paso del tiempo, la cesta ha ido creciendo hasta convertirse (según los titulares de algunos periódicos) en “la cesta de Navidad más grande de España” (yo diría que del mundo), digna de entrar en el Libro “Guiness” de los récords, ya que en 2011 su valor es de 200.000 Euros y contiene objetos y productos tan valiosos y dispares que van desde el lote de jamones de Teruel a una moto BMW y dos coches (un monovolumen y un Mini Coupé), pasando por un viaje y un lingote de oro de 36.000 Euros. Y por si eso fuera poco, el ganador se lleva también 5.000 Euros en lotería de Navidad y del Niño para que pueda tentar de nuevo a la diosa Fortuna.
El precio del boleto es de 4 Euros y para llevarse el premio a casa (imaginamos que se necesitará como mínimo un camión con tráiler para transportar tal cantidad y surtido de géneros), su número tiene que coincidir con el de las últimas cuatro cifras del billete favorecido con el “Gordo” de la lotería Nacional cuyo sorteo se celebrará el 22 de diciembre.
Aunque este año se haya hecho una tirada de 100.000 boletos, ya han conseguido venderse casi todos debido a la afluencia de público venido, no sólo de la provincia de Teruel, sino de todos los puntos de España. Los propietarios aseguran que, una vez devengados los gastos y los impuestos, no ganan prácticamente nada con la venta de boletos. Aunque reconocen que la enorme publicidad conseguida sirve para atraer a muchos forasteros, lo que les permite aumentar en un mucho la clientela durante estas fechas.
En estos tiempos de crisis, Manolo y Mariano, al duplicar el valor de la cesta del año pasado, han querido dar un poco de ilusión a su variopinta clientela, entre la que se encuentran no pocos parados. Es una forma como otra de aportar su granito de arena y de mostrar su solidaridad con los que se encuentran en una difícil situación debido a la recesión. Con lo cual, este bar-restaurante de carretera, conocido en Calamocha y alrededores por su honesta cocina casera, se ha convertido un año más en un sui géneris “Papa Noel” con un monumental saco cargado de esperanza.
Margarita Rey
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