Ya se inauguró la campaña electoral 20-N, que en realidad el PP viene haciendo desde hace más de cuatro años, interpretando mal y a conciencia el auténtico sentido de la oposición.
La primera maniobra sucia en esta campaña es que el PP se declare como partido de centro (“centro izquierda” dijo en un mitin el secretario de comunicación del PP, González Pons), con su pasado y su presente. También el PSOE se declara desde Felipe González como partido de centro, y, en alguna ocasión, de centro izquierda. El que el PP usurpe las definiciones de la izquierda es no sólo intrusismo político, es engañar a los electores. ¿Cómo pueden ser de centro los herederos del franquismo, los que hasta ahora se han negado, también en el Parlamento Europeo así como en el Congreso de los Diputados, a condenar la guerra civil y la dictadura, los que se niegan a retirar o a modificar el Valle de los Caídos, haciendo causa común con la Iglesia nacionalcatólica, que posee allí una abadía? En la prensa leí que el PSOE se disponía a solucionar en este mes, antes de las elecciones, el espinoso tema del traslado de la momia del general al panteón familiar en El Pardo, donde descansa su esposa.
Todo lo que se refiere a la memoria histórica tendría que contar con la cooperación del partido de las gaviotas, si su afán de democracia y libertad es sincero. Pero nos tememos que el PP no querrá oponerse a sus derechistas y veteranos militantes. Si gana el PP, lo más seguro es que en vez de mensajes centristas nos inunden con propaganda del anterior régimen. Me pregunto qué hacen ex izquierdistas como Javier Arenas en el mismo partido que Esperanza Aguirre. Quizá sea esto un ejemplo de pluralismo ideológico del que carece manifiestamente el PP.
Si el PP resulta vencedor y desplaza del superpoblado centro a los socialistas, ¿adónde irá a parar el PSOE?
No hay comentarios:
Publicar un comentario